Conferencia en la décima edición del World Cooperative Management realizada en Belo Horizonte, Brasil:

«Hoy más que nunca, el cooperativismo tiene un papel crucial que desempeñar ante los desafíos que enfrentamos en materia de gestión, innovación y sostenibilidad.

En un contexto donde las empresas deben adaptarse y responder a las crecientes demandas de responsabilidad social, ambiental y económica, quiero hablar sobre el vínculo profundo entre los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y la doctrina cooperativa.

La sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad. En este sentido, los criterios ESG no son solo una tendencia; representan un estándar que las empresas, incluidas las cooperativas, deben cumplir para asegurar su relevancia y éxito en el largo plazo.

Pero lo que muchos no saben es que estos principios, que hoy parecen tan innovadores y de vanguardia, han estado en el corazón del movimiento cooperativo desde sus inicios, hace casi dos siglos.

Las cooperativas, desde su concepción, han priorizado el bienestar de sus miembros y las comunidades en las que operan, promoviendo un desarrollo inclusivo y justo.

Nuestra estructura, basada en la participación democrática y la equidad, ya incorpora de forma natural los principios de buena gobernanza que se exigen hoy bajo el criterio «G» de ESG.

No solo buscamos maximizar el valor para nuestros socios, sino que lo hacemos de manera ética, transparente y responsable, escuchando a todas las voces, desde los miembros individuales hasta los actores comunitarios.

Nuestros principios son claros: participación económica y control democrático. No hay otro modelo de empresa donde los socios y partes interesadas puedan hacerse cargo de manera directa de la gobernanza.

En cuanto al criterio ambiental, las cooperativas históricamente han sido conscientes del impacto que tienen sobre su entorno.

Nuestra filosofía de solidaridad intergeneracional nos impulsa a cuidar los recursos naturales y a promover prácticas sostenibles.

Muchas cooperativas en todo el mundo están liderando la transición hacia energías renovables, la agricultura ecológica y modelos de producción más eficientes.

En un mundo donde los desastres climáticos están en aumento, las cooperativas debemos seguir siendo faros de sostenibilidad, implementando estrategias innovadoras que reduzcan nuestro impacto y ayuden a restaurar el equilibrio ambiental.

Y lo más importante, dándole a cada comunidad la posibilidad de decidir democráticamente cómo quiere encarar esa transición, de acuerdo con sus necesidades.

En lo que respecta a lo social, las cooperativas son un modelo de inclusión, equidad y justicia.

Desde nuestros orígenes, hemos buscado resolver problemas sociales a través de la cooperación.

No somos ajenos a las demandas de nuestras comunidades. Tenemos un compromiso histórico con la reducción de la desigualdad, la promoción de trabajo decente y la equidad de género.

Y hoy, en estos tiempos de cambios vertiginosos en los modos de producción y consumo, debemos reforzar nuestro compromiso de crear empleo digno y mejorar la calidad de vida de las personas.

Amigos y amigas, la doctrina cooperativa, con sus siete principios, es nuestra hoja de ruta hacia un futuro más equitativo y sostenible.

Sin embargo, no debemos conformarnos con lo que hemos logrado hasta ahora. Tenemos que innovar. Tenemos que ir más allá de lo que conocemos.

La innovación no es solo una cuestión tecnológica, sino también una cuestión de cómo gestionamos nuestras organizaciones, de cómo involucramos a nuestros miembros y cómo respondemos a los desafíos globales.

También en ese sentido experiencias de probada eficacia en la economía de plataformas, la economía del cuidado y la formalización del trabajo autónomo.

Puedo dar fe de ello. En los siete años que llevo al frente de la ACI, he podido visitar y conocer de primera mano cooperativas en más de 60 países, donde la gran diversidad cultural, geográfica y los distintos contextos sociales, económicos y políticos confluyen en un idioma común: el de los principios y valores cooperativos.

Si me permiten quiero adelantarles hoy que en estos días saldrá publicado un nuevo libro de mi autoría, titulado Cooperativas en Acción, donde comparto algunas de estas vivencias y aprendizajes que tuve en distintas visitas a cooperativas en todos estos años.

Una de ellas es IFFCO, un gigante de la India que agrupa a más de 35 mil cooperativas, con 55 millones de asociados, y ha sido clave desde la segunda mitad del siglo XX en el éxito de la Revolución Verde, tras la independencia de ese país, hoy el más poblado del mundo y camino a ser una potencia económica mundial. 

Fueron 57 pequeñas organizaciones rurales las pioneras de este desarrollo, dándole la posibilidad a millones de campesinos que estaban azotados por el hambre de ser parte ahora de uno de los principales productores de fertilizantes del mundo, centralmente nano urea, que ayuda a cuidar el ambiente, y exporta e incluso está radicado en países extranjeros.

Este ejemplo, demuestra que los criterios ESG están en el núcleo de nuestras organizaciones desde que nacen y que se mantienen aun cuando estas organizaciones multipliquen su volumen.

Otras experiencias, más pequeñas en volumen, pero también muy significativas, las podemos encontrar en nuestra región sudamericana. He quedado muy impactado durante la última conferencia regional de Cooperativas de las Américas con el testimonio de la cooperativa Percilia e Lucio, como parte de la plataforma internacional Energía Cooperativa.

Esta cooperativa, la primera si mal no entiendo, en generar energía solar en favelas de Río de Janeiro, es un ejemplo claro de inclusión social, cuidado del ambiente y gobernanza cooperativa con un fuerte acento en el compromiso con la comunidad, tal cual lo estipula nuestro séptimo principio.

De eso se trata, de poner nuestros principios cooperativos en acción. Y eso es lo que hace en Buenos Aires, en mi país, Argentina, la cooperativa Creando Conciencia, integrada por muchas personas que hace dos décadas recogían basura en el centro de la ciudad para malvender material reciclable.

Hoy tienen su propia empresa, tienen equipamiento sofisticado para recolectar residuos y tienen una planta modelo para transformar esos residuos en mobiliario, útiles escolares y otros objetos que expresan un ejemplo exitoso de economía circular con una matriz de gestión cooperativa del trabajo.

Hay muchos ejemplos más como estos, grandes y pequeños, más o menos desarrollados, en grandes centros urbanos o en zonas rurales, que vale la pena conocer para constatar que, si alguna forma de empresa está preparada para afrontar el reto de incorporar los criterios ESG en la gestión, es la empresa cooperativa.

De hecho, no vemos los criterios ESG como una carga adicional, sino como una oportunidad de demostrar al mundo lo que siempre hemos sabido: que es posible hacer negocios de manera responsable y al mismo tiempo ser exitosos y sostenibles.

Para cerrar, quiero invitarlos a reflexionar sobre el impacto que nuestras acciones pueden tener no solo hoy, sino en las generaciones que nos siguen.

Como bien plantearon en la convocatoria a este WCM, las nuevas generaciones tienen formas de pensar y actuar que maridan de manera perfecta con la doctrina cooperativa.

Creo que debemos estar absolutamente abiertos a incorporar las visiones, las prácticas y las propuestas de la juventud en nuestras organizaciones.

Y debemos, al mismo tiempo, invitarlos a vivir la experiencia de ser cooperativistas, porque este es un modelo que se conoce desde adentro.

Todos quienes nos enamoramos del cooperativismo lo hicimos porque comenzamos a participar de alguna cooperativa en algún momento de nuestras vidas.

Este es el desafío que tenemos, mirando para adelante.

Creo humildemente que el futuro es cooperativo. Y la cooperación entre cooperativas es y seguirá siendo será clave.

Unidos, podemos compartir conocimientos, desarrollar nuevas soluciones y fortalecer nuestras economías locales y globales.

Porque solo a través de la cooperación, de la inclusión y del compromiso con nuestro planeta y nuestras comunidades, podremos construir un mundo mejor, un mundo más justo, más equitativo y más sostenible.»