Presentación en la sesión de clausura de la Conferencia bienal de ICMIF -la organización internacional de cooperativas y mutuales aseguradoras- en Buenos Aires, el 15 de noviembre:

«Es un honor para mí poder compartir con ustedes algunas reflexiones en la recta final de esta extraordinaria conferencia que han llevado adelante durante tres días aquí en la ciudad de Buenos Aires.

Sé que han abordado temas cruciales para el presente y el futuro de nuestro movimiento cooperativo.

Resiliencia, sostenibilidad, cadenas de valor, son algunas de las palabras clave de los distintos paneles que ha habido de esta conferencia.

Pero quiero resaltar otra palabra en particular: intercooperación, base del éxito de nuestro modelo socioempresarial de cara al 2025, Año Internacional de las Cooperativas, y todavía más allá de 2025, porque enfrentamos a nivel mundial desafíos de mediano y largo plazo, en materia social, económica, ambiental, cultural y también en materia geopolítica.

No hace falta que profundice con ustedes sobre las complejidades y desafíos que enfrentamos como humanidad.

Algunos indicadores nos advierten que en los próximos años se podrían automatizar entre un 20% y un 30% de los empleos actuales en países desarrollados, lo cual puede impactar en cientos de millones de trabajos en riesgo de ser sustituidos por tecnología.

Sin embargo, el desarrollo de la tecnología digital y la IA tiende a crear más empleos de los que destruye, en la medida que existan políticas de formación y protección social para garantizar una transición justa y ordenada.

Pueden perderse 6 millones de empleos en industrias intensivas en emisiones de carbono, pero la aplicación plena de políticas verdes podría generar hasta 24 millones de empleos a nivel mundial.

Estas son, entre muchas otras, algunas preocupaciones y desafíos que vemos desde el sector cooperativo y que, de la mano de este reconocimiento histórico que está haciendo Naciones Unidas al declarar un nuevo Año Internacional de las Cooperativas, nos pone en un lugar de responsabilidad y de protagonismo que debemos asumir juntos.

Esa es, al menos, la propuesta y la invitación que hacemos desde la Alianza Cooperativa Internacional a todos los sectores que componen nuestra organización, incluyendo por supuesto a las empresas aseguradoras que se han formado y eligen brindar servicios con base en la ayuda mutua y la cooperación.

Una de las preguntas que nos hacemos, en este contexto, es cómo consolidar mecanismos de intercooperación más allá de nuestras propias fronteras, aprovechando los formatos de organización perdurables, eficientes y solidarios que hemos sabido forjar durante tantas décadas.

ICMIF es ejemplo cabal de eso, desde hace más de cien años.

Del mismo modo lo es la ACI, a la cual consideramos la Casa Común de todos los cooperadores del mundo.

Ustedes saben que en la ACI coexisten ocho organizaciones sectoriales (seguros, representado por ICMIF, trabajo, salud, vivienda, agro, entidades financieras, consumo o retail y pesca), además de estar representadas las cuatro regiones (América, Europa, África y Asia-Pacífico), donde están localizados nuestros más de 300 miembros, procedentes de más de 100 países.

Estamos hablando de una institución creada en 1895, es decir que tiene casi 130 años de trayectoria, y que ha estado presente en tres siglos distintos.

Cuando decimos que somos perdurables o cuando hablamos de Desarrollo Sostenible, también hablamos de organizaciones que trascienden las generaciones y renuevan día a día su compromiso con el presente y el futuro que les toca afrontar.

De hecho, nuestras entidades preceden a muchos de los organismos de cooperación internacional. La ACI vio de cerca el nacimiento de la OIT, por ejemplo, y se convirtió, en la segunda mitad del siglo XX, en la primera organización no gubernamental con estatus consultivo dentro de Naciones Unidas.

Hoy somos parte del Comité de Promoción de las Cooperativas de la ONU, el COPAC, junto con la OIT, UNDESA y FAO, entre otras organizaciones.

Es decir, nuestras herramientas de intercooperación a nivel internacional tienen muchas décadas de probada trayectoria y tienen un arraigo institucional y social que ha dejado huella en tres siglos distintos, como decía antes, atravesando con una doctrina unívoca la enorme cantidad de transformaciones de todo tipo que ha habido desde fines del siglo XIX y que sigue habiendo hoy en día en cada una de nuestras comunidades y a nivel mundial.

En esa línea, en los últimos años venimos profundizando nuestra vinculación con muchas de estas otras entidades del escenario global, hemos firmado acuerdos de colaboración y memorandos de entendimiento con la OIT, la FAO, el FIDA… participamos activamente en el C20 y el B20, tenemos diálogo directo con la OCDE…y logramos además, a través de nuestros miembros, un creciente reconocimiento no solo a escala global, sino también en distintas naciones del planeta.

En algunos días vamos a estar en India, donde celebraremos nuestra Conferencia Global y lanzaremos oficialmente el Año Internacional de las Cooperativas. Nos van a acompañar allí el ministro de Cooperativas y el primer ministro.

Sí, en un país tan potente como la India, que ya es la quinta economía y es el más poblado del mundo, hay un ministerio dedicado exclusivamente a fomentar el desarrollo de nuestro modelo socioempresarial.

Esto no es casualidad. Venimos trabajando codo a codo con nuestros miembros en India, que representan a cientos de millones de personas asociadas a miles y miles de cooperativas.

Como presidente del ACI, he tenido la fortuna de conocer muchísimas experiencias en todos los continentes. Visité más de 60 países y estuve en contacto con más de la mitad de los miembros de la ACI.

Conocí cooperativas de todo tipo. Cooperativas que están a la vanguardia tecnológica del supermercadismo en los países escandinavos, cooperativas en el sur de Italia que dan oportunidades sociolaborales a migrantes rescatados de naufragios en el Mediterráneo, cooperativas que desarrollaron las app de taxistas en Nueva York, cooperativas que construyen viviendas en pleno desierto egipcio, cooperativas que transformaron la pequeña y mediana agricultura en Japón y en Corea del Sur…

No quiero extenderme ni aburrirlos con estos relatos ahora, los invito humildemente a conocer muchas de estas experiencias en un libro que estoy publicando en estos días y en el que quiero compartir muchos de estos aprendizajes.

Porque en todos los casos, que son bien diversos en términos no solo geográficos sino culturales y con contextos sociales, económicos y políticos bien distintos, lo que pude constatar y lo que pude palpar es que nos une un idioma común.

Que más allá del sector de la economía en el que nos desempeñamos y del lugar donde estamos -yo provengo de los servicios públicos, de una pequeña cooperativa eléctrica a 500 kilómetros de aquí-, nos hermana a nivel mundial una Identidad, que está basada en Principios y Valores permanentes y que está arraigada precisamente en toda esta trayectoria de intercooperación que se ha cristalizado en organizaciones como la ACI, como el ICMIF…

Ahora bien, el mundo cambia, los desafíos se renuevan, ocurren hechos inquietantes: catástrofes sanitarias como la pandemia, que la mayoría no esperábamos, atravesamos crisis financieras, que impactan en la economía real, vivimos en sociedades todavía muy desiguales, tenemos conflictos latentes, guerras… mientras el paradigma de la globalización que emergió hace poco más de tres décadas entró en crisis y los propios espacios institucionales de intercooperación internacional están en debate.

Por lo tanto, no podemos quedarnos quietos.

Debemos movilizarnos. Debemos innovar en nuestros procesos de gestión. Debemos involucrar a la juventud, fuertemente. Debemos acentuar nuestros vínculos con los asociados, estar muy atentos a las necesidades que surgen en nuestros pueblos y ciudades…

Y debemos hablar con claridad con los demás actores del escenario global.

Con la convicción de que somos el modelo más adecuado para alcanzar el Desarrollo Sostenible. Que es básicamente construir una economía con trabajo decente, cuidado de los ecosistemas, equidad de género, y una economía que fomente la paz, la intercooperación, en contra de la cultura del descarte.

Hace dos siglos construimos esa economía. Y lo hacemos desde cada comunidad, a nivel local, dando respuestas locales a desafíos globales. 

Nuestro arraigo en las comunidades nos permite forjar el Desarrollo Sostenible de abajo hacia arriba, desde las periferias al centro, desde las personas asociadas en su vecindad hacia la gran aldea global. 

Tenemos para ello un Modelo Económico, Social, Ambiental y Cultural que nos permite liderar los procesos de transformación que nuestra sociedad requiere. No se trata de un modelo marginal y en etapa de prueba.

El World Cooperative Monitor nos permite medir hace diez años las 300 mayores Cooperativas y Mutuales del mundo según su volumen de facturación en general y según su volumen de facturación en relación con el PBI per cápita de cada país.

Las entidades que componen este ranking presentan un total de 2.4 billones de dólares de facturación.

Allí hay un apartado especial sobre las entidades aseguradoras, que probablemente hayan visto. Este sector es junto con el agrícola el que mayor cantidad de empresas tiene entre estas 300.

Aseguradoras cooperativas y mutuales prestan servicios a más de 900 millones de personas en todo el mundo.

Su contribución es crucial dentro del sistema de protección social, ya que permite a los miembros obtener pólizas de seguro en condiciones más favorables que aquellos disponibles en el mercado abierto. Según el Monitor, hay 96 empresas de este tipo en el top 300 por facturación y 87 en el top 300 de facturación sobre PIB per cápita.

En líneas generales, tenemos algunas estimaciones que nos permiten equiparar la totalidad de la economía cooperativa a la séptima economía del mundo. En conjunto, generamos empleo para unas 280 millones de personas, alrededor del 10 por ciento de la población mundial ocupada.

Esto significa que no solamente portamos Valores y Principios que nos diferencian de otros modelos, que no solamente tenemos una doctrina superadora para encarar los desafíos que nos toca enfrentar como humanidad, y que no solamente tenemos organizaciones de integración maduras y perdurables en el tiempo.

Tenemos, además, un poder económico concreto que hemos sabido construir en base a esa doctrina, demostrando que se puede crecer en base a Valores y Principios puestos en Acción y que se puede ser al mismo tiempo socialmente responsables y económicamente eficientes. 

De hecho, siempre digo que las Cooperativas y las Mutuales, no son Empresas con Responsabilidad Social, sino que son la Responsabilidad Social hecha Empresa.

Por eso, creo que el Año Internacional de las Cooperativas nos debe interpelar no solamente en términos formales o simbólicos, sino que debe ser una inyección de energía para multiplicar la economía cooperativa y mutual a nivel mundial.

Y para hacerlo, les propongo pensar juntos y planificar nuevas estrategias y acciones basadas en la intercooperación, que es lo que mejor sabemos hacer.

Quiero compartir y celebrar con ustedes una gran iniciativa en este sentido, en la que participó directamente nuestro colega Shaun Tarbuck y que seguramente involucrará a muchos de ustedes. 

Estamos proponiendo desde la ACI -esto ya fue aprobado por el Comité de Políticas de nuestra organización- constituir una red global de líderes cooperativos y mutuales, denominada CM50.

Queremos invitar a este círculo de liderazgo a CEOs de grandes Cooperativas y Mutuales de diversos sectores y regiones, utilizando precisamente el World Cooperative Monitor como referencia, pero abriendo también las puertas a otros liderazgos más allá de ese ranking de 300 entidades.

El objetivo es alentar a los gobiernos nacionales a asumir un compromiso en la Segunda Cumbre Social Mundial de Naciones Unidas, que se hará en Doha, Qatar, dentro de un año, en el sentido de crear un mundo más justo, más equitativo y resiliente mediante el crecimiento de las empresas basadas en la cooperación y la ayuda mutua.

Necesitamos, amigos y amigas, que la intercooperación traspase las barreras de nuestras organizaciones, que se incorpore con fuerza en la dinámica cotidiana de nuestras empresas, y potenciar aún más el crecimiento exponencial que hemos sabido alcanzar en un puñado de décadas, desde aquellos 28 Pioneros de Rochdale en 1844 a mil millones de miembros asociados actualmente en todos los continentes.

Estamos convencidos que esto contribuirá a expandir nuestro modelo en cada comunidad y a fortalecer, a su vez, los procesos de incidencia dentro de cada país y a escala global.

Ya hay gobiernos, como el del Reino Unido, que han asumido el compromiso de contribuir a duplicar el tamaño del sector cooperativo y mutual. 

Necesitamos llegar a Doha con el mayor compromiso posible de los gobiernos de seguir ese mismo camino.

Para finalizar, quisiera recordar que, al proponer este nuevo Año Internacional de las Cooperativas, Naciones Unidas pide taxativamente a los Estados miembro promover las cooperativas y sensibilizar sobre su contribución a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y al desarrollo social y económico general.

Pide además la ONU, leo textual: “examinar la legislación y los reglamentos vigentes a fin de conseguir que el entorno jurídico y normativo nacional sea más propicio a la creación y el crecimiento de las cooperativas mejorando las leyes y los reglamentos vigentes o promulgando otros nuevos, especialmente en lo que respecta al acceso al capital, la autonomía, la competitividad y una tributación justa”.

Estoy convencido, queridos colegas, que este reconocimiento que nos hace la ONU en el 2025 es el corolario de un recorrido que hemos venido haciendo desde hace muchas décadas y que en los últimos años hemos intensificado, construyendo juntos estrategias de alianzas y practicando incidencias a niveles nacionales, regionales y a nivel mundial precisamente desde las instancias de coordinación institucional que antes mencionaba, entre las cuales por supuesto está ICMIF, con la participación de Shaun en el Board de la ACI.

Pero es también, y fundamentalmente, un puntapié para avanzar hacia nuevos retos.

Y para ir hacia esos nuevos retos es que estamos impulsando iniciativas como el CM50 y vamos a plantear, luego del lanzamiento oficial del Año Internacional en Delhi, dentro de unos días, una agenda dinámica, abierta, para que todos podamos participar el año que viene de un momento de mucho protagonismo, pero también de mucho trabajo, incidencia y responsabilidad en cada uno de nuestros espacios.

Este es el compromiso histórico que tenemos como movimiento y es el desafío que asumimos, movilizados por la convicción de que juntos vamos a seguir construyendo un mundo más justo, solidario y en paz. Un Mundo Mejor, ese Mundo Mejor que todos queremos, ese Mundo Mejor que todos nos merecemos.»

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