Presentación del libro Principios Cooperativos en Acción frente a los Desafíos de la Agenda Global durante la jornada de apertura de la Jornada de Opinión Cooperativa #JOC2021 organizada por la Asociación Colombiana de Cooperativas (Ascoop).

«El objetivo del libro es discutir cómo los cooperativistas participamos de los desafíos de la agenda global. Tengo la convicción de que el movimiento cooperativo debe lograr que las personas preocupadas por la defensa del ambiente, preocupadas por los derechos de la mujer, preocupadas por el acceso a alimentos saludables, por un sistema financiero que esté al servicio del desarrollo y no de la especulación, preocupadas por la paz, preocupadas por la salud, por el papel de los medios de comunicación en la democracia, es decir que todas aquellas personas que están buscando soluciones frente a los graves desafíos que enfrenta nuestra generación, vean en las cooperativas un modelo empresarial que tiene respuestas frente a estas preocupaciones. 

Eso es Identidad Cooperativa. Debemos ser capaces de lograr que cuando nos vean, digan “ahí vienen los cooperativistas, los que saben cómo organizar empresas que cuiden el ambiente, que ofrezcan alimentos sanos, que cuiden a las personas, que incorporen la perspectiva de género a todos los ámbitos de la actividad económica”. Para lograrlo, necesitamos que estos temas sean incorporados a los objetivos de nuestras cooperativas y a las pautas con que organizamos nuestras cooperativas, me refiero a los Principios Cooperativos. 

Por ejemplo, tenemos una gran experiencia en la organización de cooperativas de agua potable. Cooperativas que la comunidad organizó para acceder en forma autogestiva al agua potable y a servicios de saneamiento. En el tercer capítulo del libro, “Agenda cooperativa para la defensa del planeta”, discuto como avanzar para que estas cooperativas, orientadas a satisfacer necesidades locales muy concretas, pasen a constituirse en plataformas de participación de la comunidad para garantizar una gestión sostenible de las cuencas hídricas. Esto no es sencillo, requiere trabajar la cultura hídrica de nuestras sociedades y replantearnos nuestra relación con los poderes públicos. 

Temas similares analizo sobre las cooperativas eléctricas. Cómo hacemos que estas cooperativas que organizó la comunidad para que la electricidad llegue a cada uno de sus hogares y empresas, se transformen en la base de un proceso de democratización en las decisiones de inversión asociadas a la energía. Que garanticen que los usuarios tengan la voz principal sobre cuáles son las fuentes de energía deseables, e incluso sobre cuál es el consumo de energía que asumimos como ambientalmente sostenible en cada ecosistema. 

Otra dimensión muy importante que debemos incorporar a nuestros principios es el género. Uno de los capítulos del libro plantea la necesidad de construir una alianza entre los derechos de la mujer y el movimiento cooperativo. Las mujeres tienen que ver que nuestras cooperativas son el modelo empresarial más adecuado para lograr la equidad de género. Y en este punto hay muchos aspectos para trabajar. Desde garantizar la participación efectiva de las mujeres en la conducción de nuestras empresas y de nuestras organizaciones de representación, hasta el desarrollo de nuevos modelos cooperativos que ayuden a jerarquizar y redistribuir el trabajo de cuidado. 

En el libro sostengo que uno de los aspectos centrales que explican la desigualdad es que la mayor parte del trabajo femenino es trabajo de cuidado no remunerado. En el libro, a partir de la experiencia cooperativa que existe en el mundo, discuto qué nuevos modelos están surgiendo para el tema de los cuidados, y cómo podemos promoverlos. Con la pandemia este tema es mucho más evidente. La pandemia ha dejado en claro la necesidad de fortalecer nuestros frágiles sistemas de cuidados, que están mayoritariamente sostenidos en el trabajo precarizado de las mujeres. Los temas son muchos. En el libro he tratado de tomar algunos. En todos los casos contraponiendo la experiencia de nuestras cooperativas con los desafíos que hoy enfrentamos, y analizando los caminos que se nos abren para innovar y avanzar en nuevas formas de construir economía solidaria. 

Hay todo un capítulo que discute qué estamos haciendo frente al impacto de las nuevas tecnologías en la organización del trabajo. Qué aportes podemos realizar para que las nuevas tecnologías no sean fuente de más precarización, sino el camino hacia la dignidad del trabajo humano. En ese capítulo, titulado “el camino dela cooperación hacia el futuro del trabajo”, comento lo que estamos debatiendo desde la ACI con la OIT. Creo que somos los que más podemos aportar en términos de innovaciones a la organización del trabajo, porque somos, como se dijo en la Conferencia de la OIT, un verdadero laboratorio de innovación en términos de organización del trabajo. 

Otro tema en donde me tomo el atrevimiento de avanzar es en el financiero. Allí discuto la necesidad de superar la visión de que las cooperativas son solamente un camino para la inclusión financiera, es decir, para que las familias y pequeñas empresas puedan acceder al sistema financiero. No nos tiene que alcanzar la inclusión financiera. Debemos ser la base para un profundo proceso de democratización del sistema financiero, que logre poner a las finanzas al servicio de las necesidades del desarrollo local sostenible. Esto es ambicioso, pero no imposible. Como digo en el libro, las cooperativas, por su importancia en el sistema financiero, su presencia en casi todos los países del mundo, y por su enorme capital en términos de diversidad de modelos para el ahorro y crédito de base solidaria, son las que están en mejores condiciones de aportar a la democratización del sistema financiero en sus tres niveles: local, nacional y global. 

Me resulta sumamente importante plantear la discusión sobre los aportes que pueden hacer las cooperativas agropecuarias y de consumidores para cambiar las pautas de producción y consumo de alimentos, objetivo indispensable para la defensa del ambiente y para terminar con el hambre. Otro tema, al que dedico todo un capítulo, es la discusión de cómo construimos una agenda cooperativa para la paz. Tema que sé de particular interés para el pueblo colombiano. 

Este libro lo escribí pensando en el Congreso Mundial Cooperativo, que como ustedes saben, lo realizaremos este año en diciembre, en Corea del Sur. Allí vamos a reunirnos a discutir representantes del cooperativismo de todo el mundo sobre cómo profundizar la Identidad Cooperativa. Mi opinión es que esa profundización nos debe ayudar para que el mundo reconozca las ventajas de nuestro modelo empresario para hacerse cargo de cada uno de los desafíos que hoy enfrentamos como humanidad.

A partir de la traumática experiencia que todos estamos atravesando por la pandemia, creo que hoy hay más interés que nunca en debatir estos temas. En discutir cuáles son los modelos empresarios más adecuados para cuidar a las personas y para cuidar el ambiente. No se trata de más Estado o de más mercado. Se trata de cuál es el modelo de empresas que elegimos para organizarnos. Nosotros elegimos empresas organizadas en base a los valores de la democracia y la ayuda mutua. Eso es el centro de lo que estamos planteando los cooperativistas desde hace casi 200 años.

Creo que la mayoría lo ha entendido. No es lo mismo cualquier tipo de desarrollo. Si el desarrollo no es para cuidar a la gente y para cuidar al ambiente, no nos sirve. Nuestra identidad debe servirnos para transmitir con claridad que somos el mejor modelo empresarial para cuidar a la gente y para cuidar el ambiente. Este es un debate que sirve si podemos darlo en cada uno de los países. No alcanza con discutirlo hacia el interior de la ACI. Debemos incorporarlo a cada uno de los dilemas que enfrentamos en nuestros países. 

Por ejemplo, en el caso de Colombia, me parece que el debate de la Identidad Cooperativa nos tiene servir para tener un mejor aprovechamiento de la Ley de Emprendimiento, que el Congreso colombiano aprobó en diciembre del año pasado (Ley 2069/20). Es una ley muy interesante, porque al establecer un marco para propiciar el emprendimiento y la consolidación de empresas, lo hace reconociendo la diversidad de modelos empresariales, mencionando concretamente políticas e iniciativas en beneficio de los modelos de la economía solidaria. Esto sé que no es casualidad. Es producto del inteligente trabajo de incidencia realizado por el movimiento cooperativo colombiano. El Estado colombiano, a través de esta ley, nos dice que, para aumentar el bienestar social y la equidad, debemos desarrollar las empresas. Y reconoce los distintos tipos de empresas. 

Creo que el deber de los cooperativistas es demostrar que si se trata de bienestar social y equidad los mejores modelos son los nuestros. Porque somos un movimiento que está debatiendo e innovando formas de organización empresarial que dan cuenta de los nuevos desafíos. Sobre todo, cuando se trata de empresas de carácter local, vinculado al desarrollo de cada una de las regiones de Colombia. Creo que este debate sobre la Identidad Cooperativa puede fortalecer este trabajo del cooperativismo colombiano frente a la ley de emprendimientos. Y confío en que las ideas que proponemos en este libro contribuyan en el mismo sentido. 

Quiero, finalmente, compartir con ustedes que este libro ha sido una construcción colectiva. No pretende reflejar solo mi opinión personal o la de mi equipo de trabajo. Intenta reflejar la construcción de consensos hacia el interior del movimiento cooperativo. Y tiene la ambición de contribuir a que seamos, desde la ACI, un activo formador de opinión a nivel de la comunidad internacional. Lo que en estas páginas se dice es lo que hemos discutido y aprendido con Uds. y con muchos otros cooperativistas en el mundo. Son algunas respuestas y propuestas que hemos construido juntos. 

Por ejemplo, en el capítulo de género, rescato y valoro la experiencia de Coomeva, primera empresa colombiana en adherir al Sello de Equidad Laboral Equipares, otorgado por Ministerio de Trabajo de este país, con el acompañamiento del PNUD. En el capítulo dedicado a la Paz rescato muy especialmente el Programa Cooperativas por Colombia 2016-20 titulado ¡Nuestro aporte para la Paz!, documento que hizo público Confecoop en el 2016 en el marco del Acuerdo de Paz.  Lo rescato porque es un buen ejemplo de cómo debemos inscribir el trabajo en situaciones de postconflicto dentro de un esfuerzo más general dirigido a modificar las condiciones estructurales que provocan las situaciones de violencia. 

Nuestro objetivo (y en eso el documento colombiano es un ejemplo) debe ser mostrar que la cooperación es el fundamento para el desarrollo de relaciones pacíficas en la comunidad. Que no hay paz duradera si no hay sólidas relaciones sociales construidas desde la reciprocidad y la cooperación. Y que nosotros somos los que mejor hacemos esto en el campo de la economía. En el capítulo financiero hemos citado y tomado muy en cuenta el pensamiento de José Antonio Ocampo, un economista colombiano del que tomamos conocimiento a partir de actividades organizadas por ustedes. Su inclusión en el libro es directo resultado de los debates que Uds. promueven. Estos pensamientos y experiencias colombianos, dialogan en el libro con ideas y experiencias de los cinco continentes, y desde allí es que invitamos a pensar y reflexionar sobre nuevos caminos para el cooperativismo global. 

Esa es nuestra fortaleza. Lo nuestro no es una propuesta de laboratorio. Es una propuesta que se construye desde la experiencia, desde el diálogo en el territorio, con toda la potencia de una experiencia compartidas por millones de hombres y mujeres cooperativistas en el mundo. El libro solo es un aporte en este sentido. Busca a contribuir a que el cooperativismo sea un protagonista a escala global en el camino hacia el desarrollo sostenible. Busca contribuir a que todo el mundo sepa que somos la mayor red mundial de empresas construidas desde las necesidades de la comunidad, y orientadas a cuidar a las personas y sus territorios. 

Ojalá pueda yo seguir aprendiendo del cooperativismo colombiano. Ojalá podamos entre todos construir mejores propuestas, cada vez más adecuadas frente a los enormes desafíos que enfrentamos como humanidad.»