Mensaje al recibir el premio Denon Artean, otorgado a la Alianza Cooperativa Internacional por el Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi (País Vasco):
«En primer lugar, quiero agradecer profundamente al Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi y a todas las organizaciones que lo integran, por esta distinción que me toca recibir hoy como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional.
Este reconocimiento es un orgullo y es también una responsabilidad.
Quienes llevamos varios años conociendo -y reconociendo- de primera mano el desarrollo del cooperativismo en distintas partes del Mundo, sabemos que hay lugares donde existe una particular densidad cooperativa.
Quiero decir, una presencia activa e integrada de las entidades cooperativas, que las convierten en un actor preponderante dentro de su territorio y en una referencia más allá de sus propias fronteras.
Siempre digo que las cooperativas tenemos una Identidad que nos hermana a nivel global pero esa Identidad sólo es útil si nos moviliza para resolver juntos los problemas concretos que hay en nuestros territorios.
En otras palabras, es útil si ponemos en acción los valores y principios que sustentan a esa Identidad.
Esto se ve con muchísima claridad en este territorio donde el modelo cooperativo se ha forjado durante más de 150 años como una alternativa sólida de trabajo decente, de cuidado del planeta, de producción y consumo responsables, de educación, de salud… entre otros campos.
Seguramente, cuando el padre José María Arizmendiarrieta -a quien, con total justicia, otorgaron in memoriam este premio en su primera edición- impulsó aquellas cooperativas pioneras de lo que hoy es la Corporación Mondragón, el contexto era sumamente complejo.
Seguramente también -y en gran parte gracias al aporte del ecosistema cooperativo en esta región- hoy existan mucha mejor calidad de vida y otras condiciones para el desarrollo personal y colectivo de la población.
Sin embargo, debemos ir por más.
Ya decía el gran Arizmendiarrieta que las empresas cooperativas «tienen que huir de la inamovilidad» e invitaba a conjugar trabajo y cultura, «al servicio de una comunidad progresiva».
Ustedes se han propuesto que la Economía social represente el 20% del empleo de Euskadi al final de esta década.
Estoy seguro de que van bien encaminados hacia ese objetivo y, al mismo tiempo, los aliento a seguir encarando cada uno de los desafíos que tenemos como cooperativistas a nivel local, a nivel continental… ¡y a nivel global!
La humanidad entera ha sido afectada por una pandemia que trajo terribles consecuencias sanitarias pero que acentuó también las desigualdades sociales y económicas pre-existentes y que nos puso más clara aun la necesidad de revertir ciertos patrones de producción y de consumo si queremos hacer sostenible nuestra vida en el planeta Tierra.
Esto es, para los y las cooperativistas de todo el Mundo, un enorme desafío.
La propuesta que hemos lanzado desde la ACI de Reconstruir, Mejor, Juntos, requiere que estemos a la altura de las circunstancias que hoy nos aquejan a escala global.
Y debemos hacerlo como nos indica el mismo reconocimiento que estoy recibiendo, Denon Artean, “entre todos”.
Por eso queremos seguir fortaleciendo a la Alianza Cooperativa Internacional como la Casa Común de todas las cooperativas del Mundo.
Una casa de puertas abiertas, donde no solo esperamos que vengan a aportar todo su conocimiento, sus propuestas y sus miradas los cooperativistas de todas las regiones, de todos los continentes, sino que además queremos ir hacia ellos, conocer e intercambiar esas miradas en cada territorio.
Porque es allí donde están las respuestas a los desafíos globales y es allí donde debemos seguir consolidando nuestra presencia, en diálogo permanente con los gobiernos locales y con las demás organizaciones que están comprometidas con el desarrollo y el bienestar de nuestras comunidades.
El Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi es sin dudas un muy buen ejemplo de esto último que estoy diciendo y por eso permítanme también felicitarlos y reconocer el trabajo que realizan desde hace casi cuatro décadas, de las cuales tres y media las han recorrido como miembros de la ACI, primero a través del Consejo y luego con la Confederación Konfecoop como entidad asociada a la Alianza Cooperativa Internacional.
Es decir, al extraordinario compromiso con su territorio le suman un inequívoco compromiso con el movimiento cooperativo internacional.
Aquí están presentes también otras organizaciones españolas miembros de la ACI, que son pilares fundamentales para consolidar el desarrollo del modelo cooperativo no sólo aquí sino a nivel europeo y a nivel global.
Quiero aprovechar para compartir mi agradecimiento y mi entusiasmo porque el año que viene haremos nuestra asamblea general en tierras andaluzas, en Sevilla. Será un gusto poder volver a reunirnos allí con ustedes y con los representantes de las cooperativas de todo el Mundo.
Finalmente, antes de despedirme, quiero remarcar que esta distinción está cargada de responsabilidad para nosotros, ya que esta Alianza Cooperativa Internacional de la que somos parte, con 126 años de existencia institucional, no sólo es abierta, dinámica y propositiva sino también profundamente comprometida con la historia de nuestro movimiento.
Y esa historia está forjada de acciones concretas, que plasman en hechos los valores y los principios que nos identifican y que nos convierten hoy en la mayor red global de empresas constituidas desde cada territorio y hermanadas por la búsqueda constante del bien común, en cada rincón del planeta.
Amigos y amigas del cooperativismo vasco, amigos y amigas de toda España y del continente europeo, es una enorme alegría para mí poder estar hoy aquí con ustedes, después de tantos meses de confinamiento y de incertidumbre, y poder compartir este emotivo momento.
Espero que sigamos encontrándonos y que sigamos construyendo juntos un Mundo más justo, más solidario… ¡un Mundo cooperativo!
Nuevamente, Eskerrik asko. Muchas gracias.»