Presentación y saludo a los delegados de Legacoop en la apertura de su 41° Congreso Nacional, realizado en Roma el 3 de marzo:
«Es un honor estar aquí junto a ustedes en este cuadragésimo primer Congreso Nacional de Legacoop.
Había estado en Italia antes de la pandemia y es un placer estar de nuevo, presencialmente, compartiendo este encuentro tan trascendente con los colegas de este querido país.
El movimiento cooperativo italiano tiene una enorme trayectoria, reconocida internacionalmente.
Y para la Alianza Cooperativa Internacional es un orgullo contar con contribuciones nacionales como las que está realizando Legacoop a partir de este Congreso.
Cuando nos propusimos Profundizar nuestra Identidad Cooperativa, en nuestro Congreso Mundial, en Seúl a fines de 2021, lo hicimos pensando en que cada una de las organizaciones pusiera esta cuestión en debate con sus asociados.
Y que lo hiciera en contexto. Es decir, tomando en cuenta su propia cultura, su propia historia y su propia necesidad local y nacional.
Por eso celebro y felicito a Legacoop por este enorme despliegue territorial que han llevado adelante como proceso previo a este Congreso, a lo largo y ancho de su país.
El diagnóstico y la prospectiva planteadas en los documentos que sirven de base a este encuentro dan cuenta del riguroso trabajo que han realizado.
En la Alianza Cooperativa Internacional decimos que los desafíos son globales pero las respuestas son locales.
Estamos convencidos de que es fundamental poder recoger el aporte de cada cooperativista, en cada lugar donde actúa, para seguir construyendo un movimiento sólido desde las bases.
Un movimiento arraigado en cada territorio, un movimiento que tiene Valores y Principios, pero no como meros enunciados sino como una doctrina que se pone en acción para resolver las necesidades que surgen día a día en este vertiginoso tiempo histórico que nos toca atravesar.
Por eso cada uno de los aportes, las visiones, las inquietudes y las propuestas que nacen de los cooperativistas asociados en cada comunidad, y que son sintetizados en propuestas nacionales como las que saldrán de este Congreso, potencian la fuerza que tenemos a escala global.
Una fuerza que hace 127 años canalizamos a través de la ACI, que es la Casa común de más de mil millones de miembros de tres millones de cooperativas en todos los continentes, que la constituyen en la Mayor Red Global de Empresas con Valores y Principios, orientada al bien común.
En este complejo momento histórico, estamos decididos a poner en valor nuestra rica trayectoria de casi dos siglos poniendo la economía en manos de las personas, generando oportunidades de desarrollo para todos, sin dejar a nadie afuera, sin dejar a nadie atrás.
Quiero enfatizar que el papel de las cooperativas en este contexto es valorado y reconocido internacionalmente.
Gobiernos nacionales, gobiernos locales, organismos internacionales y otros actores del escenario internacional ven cada vez más el valor de esta contribución que el movimiento cooperativo hace a un Mundo más justo, más democrático, más inclusivo y, fundamentalmente, un Mundo en paz.
Atravesamos un escenario muy complejo, no hace falta que profundice… ustedes han hecho un certero diagnóstico en los documentos que sirven de base a este Congreso.
Por eso nuestro gran desafío es demostrar que no es posible el Desarrollo Sostenible sin empresas cuyo modelo de organización sea compatible con el Desarrollo Sostenible.
No hay Desarrollo Sostenible si la Cooperación no desplaza a la Competencia como principal organizador de nuestras economías.
O, como bien lo han expresado en su documento, si no demostramos que la forma cooperativa es la mejor respuesta a la emergente “demanda de mutualismo”.
Más allá de la pandemia y otras circunstancias que acontecieron y acontecen en nuestro planeta, es difícil alcanzar objetivos como la erradicación del hambre, garantizar educación de calidad para todas las personas o el cuidado irrestricto de los ecosistemas si no abordamos de manera integral estas problemáticas, imprimiendo a las relaciones económicas y sociales, una lógica cooperativa.
Cuando a la economía la rige la lógica de la competencia y el afán de acumulación, se termina subordinando la producción y el consumo a la acumulación del capital.
Cuando los Valores y Principios Cooperativos en cambio, sostienen esas acciones, naturalmente se alcanzan equilibrios territoriales, sociales y culturales que coadyuvan a una convivencia pacífica y solidaria entre la enorme diversidad de grupos humanos que habitamos en distintos territorios.
Esto no es menor en lugares como Italia, u otros países de Europa donde la constante migración genera distintas reacciones y debates a nivel social y político.
El cooperativismo también ha dado y da muestras en este terreno de cómo se pueden generar condiciones dignas de vida en el lugar donde cada persona elija vivir, mientras se pueden dar herramientas de inclusión socio laboral y de bienestar a quienes se han visto desplazados de su lugar de origen por situaciones de conflicto o catástrofes naturales.
Sabemos el impacto que eso tiene además en la problemática demográfica, por lo cual se multiplica el impacto de las iniciativas que las cooperativas pueden desarrollar en este sentido.
Ahora bien, no hay manera de generar condiciones dignas de vida en ningún lugar si no se puede garantizar Trabajo Decente.
Es claro que en este momento las oportunidades laborales no alcanzan para todas las personas, que la revolución digital, la robotización, la inteligencia artificial y otras innovaciones aceleradas por la pandemia ponen en jaque el trabajo tal como lo conocimos quienes nos insertamos en el mundo laboral hace algunas pocas décadas…
La Organización Internacional del Trabajo estima que este año los niveles de desempleo crecerán y se mantendrán todavía por encima de los niveles pre pandemia.
Sin embargo, no es solo una cuestión cuantitativa porque, si bien hay desempleo creciente, desde la salida de la pandemia se han recuperado muchos puestos que se habían perdido. El problema es que no necesariamente son trabajos formales o registrados.
Si en algún momento la sociedad industrial tuvo al trabajo como un factor al que desde alguna óptica se podía encarnar en un actor social denominado proletariado… Nos enfrentamos hoy, y sobre todo las nuevas generaciones, a lo que se ha dado en llamar el precariado….
Estamos ante un nuevo esquema basado cada vez más en plataformas digitales y otras modalidades en las que el trabajador corre el serio riesgo de ser explotado, en la medida que falten herramientas legales a nivel nacional e internacional capaces de controlar las condiciones en que ese trabajo se realiza.
Sabemos que la Unión Europea está trabajando sobre esta problemática, que a mediados del año pasado se aprobó una nueva legislación para regular a las grandes corporaciones digitales, también compartimos esta preocupación con la OIT y otros organismos internacionales, pero mientras se avanza en el plano normativo es necesario dar respuestas también desde cada comunidad.
Y en este punto el modelo cooperativo vuelve a ser una herramienta para asegurar un medio laboral acorde a las tareas que realizan, evitar la precarización del trabajo digital y remoto y ayudar a cientos de miles de trabajadores a salir de la informalidad y desarrollar su actividad laboral dignamente.
Existen, de hecho, muchas experiencias de plataformas cooperativas que dan cuenta de la efectividad de nuestro modelo para dar respuestas rápidas a las demandas emergentes… Y tenemos también experiencias y, sobre todo una mirada doctrinaria basada en nuestros Principios y Valores, para abordar la problemática de la creación, gestión y distribución de tecnologías, datos y otros insumos clave de la era digital.
Como ustedes bien han diagnosticado en los documentos que sirven de base a este congreso, se trata de un proceso de cambio global, veloz e irreversible.
Creo que no podemos desentendernos ni tampoco podemos sumergirnos en esta ola de innovaciones sin preguntarnos antes para qué y cómo vamos a adoptar cada una de esas innovaciones… sin preguntarnos si es que todas ellas son necesarias para nuestra tarea con cada uno de nuestros asociados.
Y creo también que es fundamental y que hace al orgullo que tenemos que sentir por nuestra Identidad Cooperativa, no olvidar que somos los protagonistas de la Mayor Innovación Social en el sistema de relaciones económicas, aún vigente desde hace casi dos siglos.
Porque en medio de las tensiones y desigualdades provocadas por otra gran ola de transformaciones en los modos de producción, como fue la revolución industrial, emergió un Modelo de Empresa que no tendía a la acumulación de capital por la acumulación misma y que ponía a las personas por delante.
Y de allí surgieron una serie de principios y una doctrina que es la que hoy nosotros estamos profundizando y que es el faro que nos guía en un mundo que cambió en muchísimas cosas, y sin dudas la transformación digital es el más abrupto y vertiginoso de esos cambios, pero se mantiene desigual, conflictivo y amenazante en muchos aspectos como también ocurría en aquel entonces.
Como les comentaba recién, este y otros temas son parte de una agenda conjunta que hemos establecido desde la ACI con la propia OIT desde que firmamos en 2019 un memorando de entendimiento.
Y quiero contarles que en aquella oportunidad el entonces director general de la OIT, Guy Ryder, nos señaló que “Las Cooperativas son verdaderas incubadoras del Trabajo del Futuro… y por lo tanto son también modelos de organización fundamentales para encarar el Futuro del trabajo”.
También vale la pena recordar que la OIT emitió el año pasado una resolución sobre Trabajo Decente y Economía Solidaria, que pone a nuestro Modelo Empresarial en un lugar preponderante para crear empleo de manera sostenible e inclusiva.
Ahora bien, para generar Trabajo Decente y, como dice el propio objetivo número 8 de la Agenda de Desarrollo Sostenible, para promover “un Crecimiento Económico Sostenido e Inclusivo” (que genere al fin y al cabo las fuentes laborales que necesitamos) debe estar garantizado el suministro de algunos insumos básicos.
Hoy nos vemos de frente, por ejemplo, con el problema de la generación y distribución de energías a raíz de cuestiones que tienen que ver con la agenda ambiental pero también con la disputa geopolítica feroz relacionada al control de los recursos naturales …
Podríamos analizar en profundidad esta problemática pero no quisiera dejar de señalar que las cooperativas estamos hace ya varios años trabajando en la generación de energías renovables, sin olvidar que somos fundamentalmente organizaciones creadas por los propios consumidores con reglas propias que nos distinguen de otros tipos de modos de gestión… y que históricamente hemos sido la única vía por la cual accedieron a un recurso tan vital poblaciones muy alejadas de grandes centros urbanos, por ejemplo.
Es decir, somos la mejor y tal vez la única herramienta para que, más allá de cuál sea el modo de generar o producir energías u otro tipo de insumos básicos para la economía y la vida de las personas, la gestión de ese bien sea transparente, democrática, inclusiva, y fundamentalmente esté en manos de las comunidades, para que cada ciudadano tenga poder real sobre la gestión de ese bien cuya producción, distribución y consumo impacta de lleno en su actividad cotidiana…
Somos entonces, indudablemente, el mejor Modelo Económico para cuidar a las personas al tiempo que podemos garantizar los bienes y servicios básicos e indispensables para la vida y al mismo tiempo cuidar el Ambiente.
Como me gusta decir, las cooperativas no somos Empresas con Responsabilidad Social, somos Responsabilidad Social hecha Empresa.
Y así como en el caso de las energías, o en la producción y consumo de alimentos, en la construcción de viviendas, tenemos experiencias y mucho potencial para crear, gestionar y distribuir nuevas tecnologías desde el propio modelo cooperativo.
En definitiva, nuestro desafío es que toda transformación pueda ser pensada en el presente y de cara al futuro desde una matriz solidaria, inclusiva y democrática. Esto implica que las personas tengamos control efectivo sobre esas transformaciones que impactan de lleno en nuestra vida cotidiana y que afectan el devenir de nuestras comunidades.
Si cumplimos con ese principio y podemos expandir en nuestras comunidades un paradigma democrático y transparente en la gestión empresarial, brindando indicadores claros y robustos de ese tipo de gestión, estaremos dejando claro que la cooperativa es el tipo de entidad que mejor sirve al Desarrollo Sostenible en cada localidad donde está arraigada.
Nuevamente, nuestro desafío es ofrecer una doctrina que no es una receta de lo que hay que hacer de manera uniforme en todos los continentes, es una doctrina con principios y valores universales para que en este contexto global dinámico, cambiante y desafiante, cada pueblo, cada comunidad, la utilice como herramienta ante el escenario donde le toca actuar, de acuerdo con su idiosincrasia, su cultura y su fase de desarrollo.
Por eso celebro una vez más el trabajo que han realizado llevando estos debates a cada rincón de su país, elevando la calidad de los mismos desde cada territorio en torno de esos cinco pilares tan valiosos que han propuesto como son el trabajo, la innovación, el bienestar, la sostenibilidad y la legalidad …
Culminando con este magnífico encuentro que está teniendo lugar aquí en Roma y que no es el punto final sino un punto de partida para avanzar juntos en el fortalecimiento global de nuestro movimiento cooperativo.
Espero, de hecho, que este sea un hito para que podamos profundizar nuestra Identidad poniendo en acción nuestros principios cooperativos y que sigamos siendo protagonistas de este momento histórico que nos toca atravesar.»