Discurso de clausura del 33° Congreso Cooperativo Mundial, que se llevó adelante en Seúl, República de Corea, del 1 al 3 de diciembre:

«Queridos amigos y amigas, representantes del cooperativismo de los cinco continentes.

El 1º de Diciembre, en el Acto de Apertura, dijimos que estábamos demostrando un compromiso heroico al organizar el 33º en el contexto de la peor crisis sanitaria, económica, social y ambiental que ha castigado a la humanidad en la era global.

Como todos Ustedes saben, tuvimos debates profundos y cumplimos con todas las sesiones programadas, pero lamentablemente, la última jornada quedó inconclusa por la detección de un caso de Covid.

Quiero expresar mis disculpas por todos los inconvenientes causados, por el momento de angustia, por la incertidumbre que sufrieron todos aquellos que estaban participando en forma presencial o en forma virtual. Muchos de estos últimos a altas horas de la madrugada.

Pero había que cuidar la salud de los participantes, y así se hizo.

Hoy estamos aquí para terminar la tarea. Para compartir nuestra visión sobre lo debatido y para invitarlos a continuar por la senda que hemos elegido.

En este Congreso, nos reunimos los representantes de la Mayor Red de Empresas del Mundo, una red construida alrededor de un conjunto de Valores y Principios que hemos acordado y consensuado en forma democrática a lo largo de los 126 años de historia de la Alianza Cooperativa Internacional.

Esa es nuestra Identidad Cooperativa. La carta de presentación de la Mayor Red de Empresas del mundo. De ello hemos estado hablando durante estos tres días.

De cómo profundizamos nuestra Identidad, para que la contribución de nuestros tres millones de cooperativas sea decisiva frente a los grandes desafíos que enfrentamos como humanidad.

Hemos avanzado en nuestra comprensión de cómo podemos seguir integrándonos económicamente, fortaleciendo el intercambio entre cooperativas de distintos países, de distintas regiones y de distintos sectores, fomentando la integración horizontal y vertical en cadenas de valor cooperativas, que muestren cómo es posible poner en acción nuestro sexto principio para movilizar de manera inteligente los recursos con que nuestra propia red cuenta.

Como he dicho en otras oportunidades, en lo grande o en lo pequeño, en momentos de crisis o en contextos de crecimiento, nuestra Identidad, nuestros Valores y Principios, son una guía inequívoca de cómo responder a la necesidad de ser eficientes económicamente y responsables socialmente.

Y como les he planteado en la Apertura de este Congreso, ese es un elemento central de nuestra ventaja para competir con otros modelos de negocios y para seguir construyendo a escala global un paradigma que ponga a las personas y al ambiente en el centro de la escena.

Todas las contribuciones que cada uno de ustedes ha estado haciendo en estas tres jornadas constituyen en conjunto un aporte decisivo de nuestro movimiento en el camino hacia otro modelo desarrollo, que cuide a las personas y que cuide al planeta, nuestra casa común.

La humanidad tiene grandes desafíos y el principal capital que tenemos los cooperativistas para contribuir a superarlos es, precisamente, nuestra Identidad Cooperativa.

¿Qué significa ser consecuentes con la Identidad Cooperativa en un mundo atravesado por la pobreza y la desigualdad, asediado por el cambio climático, con el enorme desafío de transformar nuestra forma de consumir y de producir?

Estoy convencido que un punto clave, para comenzar a contestarnos este interrogante, es profundizar el Séptimo Principio: nuestro compromiso con la comunidad.

Como ustedes saben, este principio dice que “la cooperativa trabaja para el Desarrollo Sostenible de su comunidad por medio de políticas aceptadas por sus miembros”.

Profundizar este principio implica dos cosas: en primer lugar, trabajar con el triple enfoque de sostenibilidad económica, social y ambiental.

En segundo lugar, comprender que el Desarrollo Sostenible de cada una de nuestras comunidades, está inscripto en el esfuerzo que como humanidad debemos hacer por la Sostenibilidad Global.

Creo que este Congreso nos ha abierto la oportunidad de debatir profundamente todo lo que hoy nos exige el pleno cumplimiento del séptimo principio.

La Agenda 2030 de Naciones Unidas nos habla de la necesidad de transformar nuestra forma de producir y consumir.

Parte importante de ese desafío es transformar el sistema agroalimentario.

En mayo de este año se realizó la Cumbre Mundial sobre los Sistemas Agroalimentarios. En esta Cumbre, convocada por la ONU y organizada por la FAO, se coincidió en que la transformación de los sistemas agroalimentarios es clave cumplir gran parte de los ODS.

Es necesario que las cooperativas acompañemos, en cumplimiento de nuestro séptimo principio, este enfoque sistémico que nos está proponiendo la ONU. 

Nuestras cooperativas de consumo, las cooperativas agropecuarias, las cooperativas de ahorro y crédito que financian la actividad rural, y las cooperativas de servicios eléctricos rurales. Todas, en cumplimiento de séptimo principio, deben sentirse parte de la transformación del sistema agroalimentario.

A la comunidad y a los gobiernos debemos decirles, con mucha claridad, que no hay transformación posible sin la participación activa de consumidores, de productores y de trabajadores. Y eso es lo que garantiza nuestro modelo empresario: poner el destino de la producción y el consumo en manos de los hombres y mujeres que producen y que consumen.

Otra gran preocupación, que compartimos y venimos debatiendo con la OIT, es el Futuro del Trabajo.

En el mundo hay aproximadamente 3300 millones de trabajadores, de los cuales 2000 millones, más del 60%, son trabajadores precarios.

En este escenario de precariedad laboral, se está desarrollando la transformación digital, con un impacto formidable sobre la organización del trabajo. Hemos sido testigos de cómo se ha acelerado durante la pandemia.

Pero la transformación digital, como cualquier innovación tecnológica, nunca es neutra.

Que la transformación digital ayude a superar los problemas de la precariedad laboral y no a profundizarlos, depende en gran medida del Modelo de Empresa que adoptemos.

Esto es lo que hemos estado debatiendo con la OIT. En el marco de la estructura tripartita de este organismo, en diálogo con los gobiernos, los sindicatos y las cámaras empresarias, debemos construir acuerdos para favorecer el desarrollo de los modelos empresarios cuya gobernanza se ajuste al programa centrado en las personas de la OIT.

Las cooperativas tenemos mucho para ofrecer en este terreno, ya que somos verdaderos motores de innovación

La transformación digital puede ser una gran oportunidad para nuestro modelo de empresa. Los datos son la nueva fuente de riqueza, y nosotros debemos estar allí, para poner esa riqueza el servicio de las personas. Distribuir riqueza hoy puede asimilarse a distribuir oportunidades de innovar digitalmente y de compartir datos.

Las grandes corporaciones de la economía digital concentran esa riqueza, nuestro desafío es construir una gobernanza cooperativa sobre los datos, sobre los programas y sobre la infraestructura digital.

Haber puesto este tema en debate en este Congreso ha sido un verdadero paso adelante en la tarea que tenemos a futuro.

Otro desafío, junto con la transformación del sistema agroalimentario, el futuro del trabajo y transformación digital, que quiero compartir hoy con ustedes, es la necesidad de transformar el sistema financiero.

No vamos a garantizar el Desarrollo Sostenible de nuestras comunidades, como bien propone el séptimo principio, sino garantizamos que el ahorro de nuestras comunidades se canalice hacia el desarrollo sostenible.

Reestructurar el sistema financiero, para ponerlo al servicio del Desarrollo Sostenible, es uno de los grandes desafíos globales que enfrentamos como humanidad.

El cooperativismo tiene el modelo adecuado para democratizar el sistema financiero, para que la comunidad -a través de la organización cooperativa- recupere la soberanía sobre sus ahorros.

Las distintas miradas que se han aportado en este Congreso, en especial en la sesión organizada por el ICBA, constituyen un aporte fundamental en este sentido.

Queridos colegas, queridos amigos. Estas son solo algunas cuestiones que nos exige el séptimo principio cuando pensamos el Desarrollo Sostenible de nuestras comunidades, como parte de los desafíos globales que enfrentamos como humanidad.

En este mismo sentido, no quiero dejar de referirme a la cuestión de la Paz. Creo sinceramente que, aunque no esté escrito en nuestra Declaración, la Paz es un valor esencial para los cooperativistas. Estoy convencido de que debemos avanzar en la construcción de una Agenda Cooperativa para la Paz Positiva, como fue resuelto en la Asamblea de Kigali, y como estuvimos conversando en este Congreso, en una sesión específicamente dedicada esto.

La paz se construye desde lo local, pero los esfuerzos locales deben contribuir a los esfuerzos globales que requiere la paz.

Estoy absolutamente convencido también, que nuestros debates futuros sobre nuestra Identidad Cooperativa, deberán incluir temas centrales como la Inclusión, la Equidad, la Diversidad.

Por supuesto, no puedo terminar esta reflexión sobre lo que nos exige hoy el Séptimo Principio, sin mencionar uno de los mayores desafíos que enfrentamos como humanidad: el cambio climático.

Muchos cooperativistas hemos seguido con atención la evolución de los acuerdos, desde la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, en 1992.

Nuestras cooperativas, producto de contar con un modelo empresario que facilita el compromiso con la comunidad y el ambiente, han acompañado de forma natural y sostenida este esfuerzo.

La profundidad de la crisis que atravesamos seguramente acelerará en los próximos años la canalización de crecientes recursos de cooperación internacional hacia todos estos temas críticos en términos de contaminación ambiental.

Es necesario llegar a dichas instancias con una posición muy fuerte y muy firme sobre la capacidad de nuestro modelo empresario para liderar, desde el campo de la sociedad civil, este proceso de transformación.

Soy muy optimista en este sentido.

Creo que en forma creciente los gobiernos y las comunidades están comenzando a visualizar y comprender que las cooperativas son empresas resilientes, solidarias y firmemente enraizadas en los territorios.

Nuestro modelo ha sido reconocido por la Unesco ni más ni menos que como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Pero ahora nos toca a nosotros profundizar ese aprendizaje. Debemos ser capaces convencer a nuestras comunidades que somos además el mejor Modelo Empresarial para hacer posible la transformación social que requiere el Desarrollo sostenible.

Y esto requiere, como hemos debatido intensamente estos días, establecer un estrecho vínculo en nuestras mentes y en nuestros corazones entre Identidad Cooperativa y Desarrollo Sostenible.

Creo que este Congreso y el debate que iremos desarrollando a partir de aquí, va a contribuir significativamente en este sentido.

Estoy muy esperanzado en que los debates que hemos dado estos días nos ayudarán mucho de cara al futuro.

Habernos puesto como meta la profundización de la Identidad Cooperativa nos ha permitido poner en común muchas miradas que venimos construyendo en los últimos años a través de nuestras organizaciones regionales, sectoriales, nuestras redes y comités.

Gracias a todos los ponentes, moderadores y relatores de cada una de las sesiones. Gracias a nuestros patrocinadores. Gracias a los representantes de organismos internacionales y de universidades que nos han acompañado.

Gracias a todos los investigadores y académicos que participaron en la Conferencia de Investigación Cooperativa y en el Foro de Derecho Cooperativo, que han enriquecido nuestro debate.

Todas las ideas que aquí se han compartido, y todas las propuestas y observaciones que nos hagan llegar, serán trabajadas por el Grupo Asesor que hemos constituido, encabezado por nuestra colega Alexandra Wilson. Muchas gracias a todos sus miembros por su compromiso y por poner a disposición su tiempo y su experiencia. 

Un especial agradecimiento a la Juventud, que ha tenido una presencia y una voz importante en este Congreso. Vimos muchos jóvenes en el congreso y eso nos llena de alegría.

Muchas gracias a todas las mujeres, que han tenido un rol protagónico en todo el Congreso, y en las cuales deposito gran parte de mis esperanzas para construir un movimiento cooperativo transformador, democrático y a la altura de los cambios civilizatorios que enfrentamos.

Finalmente, queridos anfitriones, queridos colegas del movimiento cooperativo coreano, muchísimas gracias por haber acogido a los cooperativistas de todo el mundo en vuestra tierra, una tierra donde laten los Valores y Principios de la cooperación y donde existe un movimiento cooperativo ejemplar. Les estamos eternamente agradecidos por la hospitalidad con la cual nos han recibido, y por habernos cuidado cuando hubo que hacerlo.

Gracias nuevamente a todos y a todas por su participación, por sus aportes, por su dedicación, por su entusiasmo y por su compromiso, que es lo que nos permite seguir avanzando en la construcción de esa Identidad Cooperativa.

Debemos estar muy orgullosos de lo que aquí hemos avanzado. Como dijimos, estos son tiempos históricos.

Desde nuestra Identidad Cooperativa, en cumplimiento de nuestro séptimo principio, que hoy nos compromete con la sostenibilidad global, vamos a decirle al mundo, con más fuerza que nunca, con más convicción, que contamos con el Modelo de Empresa más adecuado para un Desarrollo que no deje a nadie atrás y que permita a todas las personas vivir con dignidad, en el lugar donde elijan vivir.

Para eso, sigamos poniendo en acción nuestros valores, nuestros principios y sintámonos orgullosos de nuestra Identidad.

¡Amigos y amigas cooperativistas, sigamos adelante, construyendo juntos un Mundo más justo, más solidario, más inclusivo, más democrático, ese Mundo Mejor que todos queremos, ese Mundo mejor que todos nos merecemos! ¡Muchas gracias y hasta pronto!«