Mensaje en la apertura de la actividad convocada por la regional de la Alianza Cooperativa Internacional y el Ministerio de Agricultura de Jordania, con el título Asociación Gobierno-Cooperativas para la Resiliencia Cooperativa, el Desarrollo Sostenible y el Crecimiento Inclusivo en la Región de Asia Pacífico y MENA.
«Es un honor para mí estar aquí compartiendo con ustedes estas jornadas tan importantes.
En la Alianza Cooperativa Internacional decimos siempre que debemos fortalecer las alianzas estratégicas con los gobiernos.
Y esta conferencia viene demostrando hace más de tres décadas que eso que decimos puede traducirse en resultados visibles, que mejoran el desempeño de las cooperativas y potencian el impacto de nuestro modelo en cada comunidad.
Porque, efectivamente, las cooperativas somos empresas que transformamos la vida de las personas y distribuimos de manera equitativa las oportunidades de progreso y bienestar dentro de cada comunidad donde estamos presentes.
Pero no podemos expresar todo nuestro potencial si no contamos con marcos normativos ni políticas públicas adecuadas.
Afortunadamente en muchos países estamos logrando la incidencia deseada, de la mano de nuestros miembros.
Mientras tanto, el reconocimiento y el respaldo que estamos recibiendo a escala global demuestra el poder de la integración que tenemos a través de la ACI, nuestra Casa Común.
No es casualidad que la Asamblea General de la ONU haya propuesto declarar al 2025 Año Internacional de las Cooperativas, como ocurrió ya en 2012.
Este nuevo hito nos invita a consolidar nuestras acciones conjuntas a nivel mundial, sostenidos por la tarea que realizan las regiones, sectores y comités de la ACI día a día.
Quiero reconocer y celebrar, en ese sentido, la labor de la oficina regional de Asia-Pacífico y alentar a su Board, sectores y comités regionales a seguir contribuyendo de manera significativa al movimiento cooperativo a nivel mundial.
Gran parte de esas contribuciones tienen que ver con los tópicos que se están abordando en esta undécima Conferencia Ministerial.
Es fundamental que quienes ocupan funciones de gobierno comprendan el rol de las cooperativas no solamente ante situaciones de crisis, cuando son capaces de movilizar rápidamente los recursos para evitar daños mayores ya sea ante catástrofes sanitarias, sociales o naturales.
Es fundamental que vean la eficiencia del modelo cooperativo para innovar y dar pasos hacia adelante en todo lo relativo a la digitalización de la economía desde una matriz democrática e inclusiva.
Porque no sirve innovar si no es al servicio del bienestar de todas las personas y del cuidado del ambiente.
Es más, la innovación social más importante de la era moderna, y que más deben cuidar y fomentar los gobiernos, es el propio modelo socioempresarial que encarnamos las cooperativas.
Quiero decirles que no se trata solamente del diálogo y de la atención de las organizaciones representativas de nuestro sector.
Se trata también de generar más herramientas basadas en políticas públicas de largo plazo, de abrir nuevas instancias de intercambio para mejorar las legislaciones y de formalizar jurídicamente los espacios dentro de las estructuras gubernamentales para el desarrollo de las cooperativas.
Se trata también de invertir recursos en modelos que tienen impacto directo en los territorios, que no se deslocalizan y que multiplican esos recursos de la mano de los servicios que brindan a sus asociados.
El ecosistema cooperativo de Asia – Pacífico ofrece enormes oportunidades para fortalecer a las comunidades y acelerar el desarrollo sostenible a niveles locales, nacionales y a nivel regional.
La gran diversidad cultural de esta región, donde vive más del 60 por ciento de la población mundial y donde están algunas de las economías más fuertes del planeta, tiene en el cooperativismo un vehículo inmejorable para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Varias cooperativas de esta región están entre las más grandes del mundo, según el Monitor Cooperativo publicado por la ACI hace algunas semanas.
Los 112 miembros de 29 países que representan a las cooperativas de todos los sectores, integradas en la regional de la ACI, conforman los pilares de un futuro sostenible para este continente y son a su vez un motor para el desarrollo sostenible a escala global.
Sin dudas, afrontamos como humanidad serios desafíos, en materia social, económica y ambiental.
Vivimos además un momento de fuertes tensiones e inestabilidad geopolítica, que requiere reafirmar nuestro compromiso con la paz a nivel global.
Reiteramos que la cooperación es el otro nombre la paz, y ponemos a disposición la integración fraternal de las cooperativas de todo el mundo para facilitar el cese de la violencia y promover las relaciones armónicas entre los pueblos.
Pero reafirmamos también que debemos construir una paz positiva, una paz que sea resultado de equilibrios económicos y sociales, basados en la gestión inclusiva y sostenibles de los recursos de cada comunidad.
Esto nos lleva a ponderar objetivos como la eliminación de la pobreza, el trabajo decente, la equidad de género y el cuidado de los ecosistemas, que son parte del ADN de las cooperativas desde hace casi dos siglos.
En efecto, tenemos un modelo de probada trayectoria, extendido a lo largo y ancho del planeta, basado en principios y valores y orientado al bien común.
Más de mil millones de personas asociadas a tres millones de cooperativas conforman hoy la mayor red global de empresas integradas bajo esas premisas.
Por eso somos un actor indispensable -y, diría aún más, somos el actor clave- para ir hacia un futuro sostenible, en el cual podamos vivir dignamente todas las personas que actualmente habitamos el planeta Tierra, sin comprometer la posibilidad de que lo hagan también las próximas generaciones.
Esto, insisto, solo puede lograrse a través de modelos socioempresariales centrados en las personas, modelos en los cuales la eficiencia en la gestión de los recursos vaya de la mano con la responsabilidad social, sin contradicción alguna.
Queridos amigos, una economía cooperativa es la llave para un mundo sostenible.
Ahora bien, como dije anteriormente necesitamos escenarios propicios para potenciar nuestro modelo.
En los últimos tiempos resoluciones de Naciones Unidas y otros organismos avalan nuestra posición y protagonismo ante los grandes desafíos globales.
Ya el Reporte del Secretario General de Naciones Unidas en 2021, acerca del rol de las cooperativas en el desarrollo social, subrayó: “Seguir como siempre no es sostenible y el mundo necesita un nuevo contrato social que reconozca las interrelaciones entre la economía, la protección social, la salud y el medio ambiente”.
Y dejó claro: “La identidad cooperativa y el modelo de negocio pueden marcar el camino hacia una recuperación justa del COVID-19, como lo han demostrado sus principios y muchas acciones durante la pandemia”.
En junio de 2022, en la 110ª sesión de la conferencia de la OIT sobre Trabajo Decente y Economía Social y Solidaria se hizo explícito mención de las cooperativas en la definición de ESS.
En esta región, la importancia de las cooperativas ha sido reconocida en todos los países y se refleja en Constituciones Nacionales, los documentos de estrategia para mejorar la contribución al PIB, la creación de nuevos Ministerios y la implementación de los ODS.
Sin embargo, como ustedes bien han señalado, la asociación entre gobiernos y cooperativas es una relación dinámica que tiene el potencial de abordar desafíos sociales apremiantes.
En ese sentido, confío plenamente en que esta conferencia va a permitir aunar mejor los esfuerzos que vienen realizando y que los frutos de estas jornadas serán puestos a disposición del movimiento cooperativo regional y mundial.
Queridos cooperativistas y ministros de Asia – Pacífico, los felicito por la convocatoria, les agradezco profundamente la invitación a compartir estas jornadas con ustedes, y los invito a seguir trabajando juntos para construir entre todos un mundo más justo, inclusivo y en paz.»
Firma de Memorando de Entendimiento con IFFCO para realizar la Conferencia Cooperativa Mundial 2024