Mensaje en la apertura de la jornada donde se presentó el informe Abastecimiento Local y Modelo Cooperativo de Consumo. El Caso de la Cooperativa Obrera y su Aporte a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se desarrolló en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera, en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina, el 18 de abril.

«En este lugar en el cual me siento como en mi casa porque realmente es un Centro Cultural donde se respira cooperativismo y en esta ciudad también muy querida -ustedes saben que yo soy de aquí cerquita, de Coronel Pringles- pero que además de mi cercanía es una ciudad importante para nuestro sector porque es la Capital Provincial del Cooperativismo y es también una de las ciudades grandes de distintos lugares del país que forman parte de la Red de Municipios Cooperativos.

Aprovecho la presencia del intendente para en su nombre celebrar el compromiso del municipio hacia el cooperativismo y ponernos también a disposición desde la Confederación Cooperativa para seguir desarrollando juntos los compromisos que asumimos en la Red de Municipios Cooperativos relacionados con el desarrollo local, la educación, la salud, la producción y el consumo a través de canales y organizaciones cooperativas.

Precisamente es el cooperativismo de consumo el que hoy queremos reivindicar y es el nombre de la Cooperativa Obrera el que ponemos una vez más en valor.

No hace falta que reitere lo que ya he dicho en muchísimas oportunidades sobre lo que esta entidad centenaria representa y por qué nos llena de orgullo a los cooperativistas de la provincia de Buenos Aires y de todo el país.

Quisiera hoy, en mi calidad de presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, resaltar centralmente dos puntos.

En primer lugar, que la Cooperativa Obrera – la segunda en su tipo a nivel regional y una de las 300 más grandes entre las cooperativas y mutuales de todos los rubros a nivel mundial- no solamente es capaz de exhibir esa grandeza que muestran los números y su posicionamiento y expansión permanente en distintas localidades y provincias.

Sino que es también una referencia a nivel nacional e internacional por la calidad de sus políticas socioempresariales, su constante e histórico compromiso con la integración del cooperativismo y, fundamentalmente, su capacidad de poner en acción los principios y valores que marcan nuestra Identidad Cooperativa.

No es casualidad que este informe arroje todos los datos y conclusiones que brinda acerca del abastecimiento local y el aporte al desarrollo sostenible por parte de la Obrera.

Y este es el segundo punto que quiero remarcar. La coherencia entre esa defensa irrestricta de nuestra Identidad y la puesta en acción de los valores y principios cooperativos por parte de sus actuales liderazgos y de los que ya no están pero han dejado un legado imborrable, tiene impacto directo en los territorios donde la Cooperativa está operando.

Esto quiere decir que la doctrina cooperativa, con 200 años de probada trayectoria, sigue poniéndose en juego y contrastando su eficacia en cada nuevo paso que da la Cooperativa Obrera al recuperar o abrir un nuevo comercio de cercanía en algún pueblo o ciudad de nuestro país.

Como siempre decimos, los desafíos son globales pero las respuestas son locales, están en cada comunidad donde estamos presentes.

Por eso apostamos a la integración desde el barrio, el pueblo, el paraje rural, en todos lados hay cerca una entidad cooperativa formada por consumidores, productores, usuarios, trabajadores…

Y la eficiencia económica, social y ambiental de ese modelo de organización en cada comunidad es la que sostiene en definitiva a este movimiento de más de mil millones de miembros asociados a tres millones de cooperativas en todos los continentes.

Esto es lo que distingue al modelo socioempresarial que defendemos y que practicamos todos los días y eso es algo que queda claro cuando uno ve las acciones concretas que están detalladas en este informe.

La recuperación y donación de alimentos junto a la reducción, reutilización y reciclado de residuos son aportes invalorables al ambiente y a las comunidades, tomando en cuenta que -como también dice el informe- “la inseguridad alimentaria y la calidad de los productos que comemos se ve agravada cuando a las dificultades ocasionadas por la vulnerabilidad económica, se suma la ausencia de comercios de cercanía en los cuales adquirir alimentos de calidad nutritiva y a precios accesibles”.

La presencia de la Cooperativa Obrera en una comunidad asegura también políticas de precios justos, una justa escala y distribución para que los alimentos sean accesibles a distintos segmentos de la población, acciones de información y capacitación con los consumidores asociados y el desarrollo de marcas propias, que potencian la producción y el consumo locales, fortaleciendo asimismo las economías regionales.

Hace algunas semanas compartimos con Héctor Jacquet y algunos amigos de la Coope un seminario conjunto entre la región americana y la organización sectorial de cooperativas de consumo de la ACI, en Uruguay.

Muchas de las cuestiones que allí se plantearon están vinculadas con los serios desafíos que enfrentamos como humanidad y tienen que ver con la inseguridad alimentaria, la inestabilidad y las tensiones en las cadenas de suministro, el hambre y la malnutrición, entre otras problemáticas…

Sé que varios de estos temas también fueron abordados en la reciente Conferencia Regional de la FAO, donde el subgerente de la Cooperativa, Pablo Barbieri, estuvo presente portando la representación de la ACI en América.

Por eso quiero agradecer también como presidente de la ACI a la Cooperativa Obrera y a la Federación de Cooperativas de Consumo en tanto socia argentina de la ACI por su compromiso y su voluntad para ir siempre más allá de sus propias fronteras a la hora de proponer soluciones a estos grandes desafíos que tenemos a nivel global.

El mundo requiere de manera urgente un cambio de paradigma. De modelos competitivos a modelos cooperativos, de la cultura del descarte a la cultura de la cooperación, de una matriz económica especulativa a una matriz anclada en las necesidades reales de las personas.

Nuestro movimiento cooperativo a nivel mundial hoy expresa firmemente esta necesidad de cambiar el rumbo si queremos tener como humanidad un presente y un futuro sostenibles.

Así lo hacemos desde la ACI a través de distintas acciones enmarcadas, por ejemplo, en el acuerdo que firmamos hace algunos años con la FAO y con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.

Acciones como las que ustedes desarrollan y que están muy bien expresadas en este informe son las que le dan cuerpo a estos acuerdos que tenemos a nivel global y son las que nos alientan a seguir avanzando en esta dirección, fortaleciendo nuestra convicción de que este es el rumbo correcto si queremos, efectivamente, vivir en mundo más justo, más sano, más equitativo. Un mundo mejor.»