Acto conmemorativo por el centenario de la Cooperativa Obrera, asociada a la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo:
«Cuando los pioneros vieron, allá por 1920, que era necesario asociarse para evitar la cartelización del comercio del pan y ofrecer este producto básico a un precio justo a las familias bahienses, seguramente no imaginaron que estaban plantando una semilla que se convertiría, cien años después, en la principal experiencia cooperativa de consumo a nivel nacional y la segunda a nivel regional.
Y en segundo lugar, porque esta Cooperativa, de la que hoy somos asociados más de dos millones de habitantes de 66 localidades de cuatro provincias, está celebrando su centenario con una capacidad de desarrollo y un espíritu de innovación apabullantes.
Los anuncios que coinciden con esta celebración no hacen más que ratificar este crecimiento constante de la Cooperativa Obrera, lo cual nos pone orgullosos a todos los que nos sentimos parte de esta experiencia pero, sobre todo, la ubica como un ejemplo indiscutible de lo que el movimiento cooperativo es capaz, no sólo en nuestro país, sino en el Mundo entero.
Ustedes saben que en todo el planeta hay más de 3 millones de cooperativas, con más de mil millones de miembros, que dan trabajo a cerca de 300 millones de personas. Esto es el 10 por ciento de la población mundial ocupada y varias veces más de las fuentes de trabajo generadas por los países del G20 en conjunto.
La facturación de las 300 cooperativas más grandes es equiparable al Producto Bruto Interno de la sexta economía mundial.
Pero lo más importante es que este volumen económico no sirve a un modelo de concentración, como sí ocurre cuando el capital manda sobre las personas, sino que sirve a un modelo de distribución, donde el capital no es más que un instrumento para el progreso de todos, sin que nadie se quede atrás.
Así lo reconocemos los cooperativistas pero también lo reconocen referentes mundiales como el Papa Francisco; el director general de la OIT, Guy Ryder; el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres; el premio nobel de Economía Joseph Stiglitz, entre otros.
En definitiva, creo que estos números que recién les contaba hablan de que no somos un actor marginal de la economía, como algunas veces nos ven, por desconocimiento o por mala intención.
Somos la mayor red global de empresas construidas desde los territorios, gestionadas de manera democrática y orientadas al bien común.
Somos el único movimiento económico y social que está presente en todos los continentes y está integrado en una casa común, la Alianza Cooperativa Internacional.
Somos quienes podemos ofrecer hoy al Mundo un horizonte hacia dónde ir, partiendo de la premisa de que en momentos de fuertes crisis como la que está atravesando la humanidad, nadie se salva solo, y de que solo podemos salir mejores de esta crisis si lo hacemos cooperando.
Veía por allí uno de los materiales que elaboraron para celebrar este Centenario y, en uno de ellos, enumeraban los diez compromisos públicos de la Cooperativa Obrera con sus consumidores asociados.
Todos ellos reflejan esa identidad cooperativa, basada en valores y principios, que nos pone en un lugar protagónico a la hora de pensar cómo hacer posible un desarrollo sostenible a escala global.
Pero quiero poner en valor especialmente algo que ustedes incluyen en el compromiso número diez, y es que junto con la defensa de los derechos del consumidor, dejan clara la propuesta de sostener al ser humano como centro y destinatario de la actividad económica.
La Cooperativa Obrera, como ustedes bien recalcan, está en manos de los propios consumidores, y toda esta gran actividad económica, comercial, cultural, educativa e institucional que realiza la Cooperativa es por ellos, para ellos y con ellos.
Me parece que ese es, entre comillas, el secreto, que está detrás de esta permanencia durante cien años de una empresa que, reafirmo, es un orgullo y un ejemplo para el movimiento cooperativo pero también para nuestro país y para un mundo que necesita cada vez más una economía con las personas en el centro de la escena.»