Amigos y amigas de la Organización Internacional del Trabajo.

Quiero agradecerles profundamente que me hayan invitado a compartir con ustedes esta jornada tan especial.

Los 100 años de la Unidad de Cooperativas son un hito que también celebramos desde la Alianza Cooperativa Internacional.

Esta instancia dedicada a las cooperativas ha sido impulsada en el seno de la OIT por un cooperativista que todos ustedes conocen muy bien.

Albert Thomas, su primer director general, entendió tempranamente la necesidad de abordar de manera conjunta, a escala global, la construcción de un mundo con trabajo decente y justicia social.

Fue Albert Thomas, también, quien valoró el aporte de las cooperativas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, en un contexto en el cual era vital que hubiera sociedades más justas para afianzar la paz en el Mundo.

Cien años después, estos y otros desafíos siguen vigentes, y requieren que fortalezcamos este vínculo.

Por eso destaco el memorando de entendimiento que firmé el año pasado con su actual director general, Guy Ryder.

Allí nos comprometimos a caminar juntos hacia un futuro del trabajo que incorpore los valores y principios cooperativos, y que no deje a nadie atrás.

Las cooperativas también hemos visto nuestras propuestas, visiones e inquietudes representadas en la declaración para el futuro del trabajo dada a conocer el año pasado, en ocasión del centenario de vuestra organización.

Otro hecho de gran relevancia para nosotros es que la identidad cooperativa está consagrada en la recomendación 193 de la OIT.

Lo hemos recordado este año, al celebrar los 25 años de nuestra Declaración de Identidad Cooperativa, como “la primera vez que los estándares cooperativos internacionales fueron consagrados en detalle en un texto oficial de una organización del sistema de la Naciones Unidas”.

En esa recomendación, así como en otras declaraciones institucionales de la OIT y en consideraciones que oportunamente ha expresado su director general, sentimos que nuestra identidad no sólo es comprendida, sino que es señalada como pilar fundamental para lograr avances hacia un mundo con trabajo decente y con justicia social.

Esta recomendación, por otro lado, es un instrumento fundamental para fortalecer la posición de las cooperativas en su diálogo con los gobiernos, con las organizaciones de los empleadores y con las organizaciones de los trabajadores.

Quiero aprovechar esta oportunidad para contarles que, en este contexto tan complejo que el Mundo está atravesando, los cooperativistas estamos decididos a profundizar nuestra identidad.

Sabemos que formamos una red global de unas 3 millones empresas con raíces en los territorios, de gestión democrática, orientadas al bien común y con gran resiliencia ante las crisis.

Pero también sabemos que no podemos resolver solos los complejos desafíos que tenemos por delante.

Por eso, para nosotros es sumamente importante el vínculo con la OIT, única parte del sistema de Naciones Unidas con un mandato explícito sobre las cooperativas y en la cual nuestra voz siempre es escuchada.

Este simposio organizado por la Unidad de Cooperativas es una muy buena oportunidad para afianzar el paradigma cooperativo a escala global.

Sin el aporte de las cooperativas y todos los modelos de economía social y solidaria, no podremos salir de esta crisis. Al menos, no mejor de cómo ingresamos a ella.

Agradezco nuevamente que me hayan permitido compartir estas palabras con ustedes, les deseo dos excelentes jornadas de trabajo y les envío a la distancia un fuerte abrazo cooperativo.