Presentación en la jornada realizada en Bruselas por los 100 años de la International Cooperative Banking Association (ICBA), sectorial de la ACI que integra a los bancos y entidades financieras cooperativas:

«Me siento realmente un privilegiado por poder asistir como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional a la celebración de los 100 años de una organización sectorial tan valiosa como es el ICBA.
Este es sin dudas un hito que merece ser celebrado y puesto en valor delante de todo el movimiento cooperativo mundial.
Es, también, una clara demostración de la permanencia y eficacia que tiene el modelo cooperativo a la hora de gestionar los recursos financieros de las comunidades.
Trabajadores, empresarios, agricultores, profesionales, usuarios, consumidores… habitantes de las grandes ciudades y de pequeños pueblos, en zonas rurales y urbanas, podemos contar con herramientas cooperativas para gestionar los recursos financieros de manera que avancemos juntos hacia un futuro económica, social y ambientalmente sostenible.
En efecto, las cualidades de nuestro sector en materia de gobernanza, gestión y distribución de los recursos financieros constituyen una ventaja diferencial en un Mundo que requiere cada vez más compromiso con el triple impacto de las actividades empresariales.
Y sabemos que tenemos por delante grandes desafíos -sociales, económicos y ambientales- a nivel global, que no pueden ser superados si no contamos con una sólida arquitectura financiera en manos del sector cooperativo.
Tal como manifesté en Seúl junto a varios de ustedes, en la antesala de nuestro trigésimo tercer Congreso Cooperativo Mundial, debemos fortalecer las instituciones financieras donde la comunidad puede controlar los recursos que le sirven a su propio desarrollo.
Quisiera destacar, en este sentido, que, al promover la democratización del mercado financiero, haciendo posible la participación de los usuarios en la gestión y el control sobre esos recursos, nuestro modelo aporta una vital transparencia al sistema financiero.
Al mismo tiempo, es una herramienta de probada eficacia para avanzar en la inclusión de quienes están al margen del sistema, canalizando los recursos de las personas y las comunidades hacia el bien común.
En definitiva, para las cooperativas la actividad financiera no es un mero instrumento de acumulación de capital, sino más bien la posibilidad de ofrecer una gestión del capital eficaz y transparente al servicio de la producción y el consumo responsables, el trabajo decente y otros tantos objetivos que están incluidos en la Agenda de Desarrollo Sostenible.

Es por eso que, en momentos de crisis, como ha sido la debacle financiera mundial en 2008, la pandemia del Covid-19 o la actual inestabilidad producto de la invasión rusa a Ucrania, también nuestro modelo sobresale.
Esa resiliencia del modelo financiero cooperativo ha sido destacada por organismos internacionales como la OIT a propósito de la recesión global al final de la primera década del siglo y ha sido reafirmada como ustedes bien han relevado con sus miembros durante la pandemia.
Quiero rescatar de aquel informe de la OIT, que las entidades financieras cooperativas son resilientes por su “combinación única de propiedad, control y beneficio de los miembros” y su consecuente contribución “a la estabilidad económica y social en países de todo el mundo”.
Cabe agregar que nuestro aporte a la estabilidad en momentos de crisis se basa en un modelo de negocios basado en valores y principios que, del mismo modo, es un pilar permanente de la sostenibilidad global.
Esto es lo que debemos mostrarle a los gobiernos, a los organismos internacionales y al resto de los actores del sistema financiero internacional.
Por eso celebro vuestro esfuerzo para plasmar el triple impacto cooperativo en todas aquellas mediciones que se realicen en cada país en relación con nuestra actividad, así también como la incidencia que están llevando a cabo para que el espíritu cooperativo se vea expresado adecuadamente en los marcos regulatorios nacionales e internacionales.
Quiero destacar en este sentido la gran tarea documental que han realizado durante este último tiempo, enriqueciendo con sus publicaciones la difusión de un modelo financiero basado en valores y principios únicos a nivel global.
Poder intercambiar experiencias, compartir buenas prácticas y unificar en una plataforma el conocimiento acumulado durante tantas décadas es un paso muy importante para poder proyectar muchas décadas más de crecimiento.
Como han planteado en estas jornadas, la sinergia entre la actividad cotidiana de las cooperativas financieras y el estudio de esta actividad desde el campo académico producirán en adelante valiosos resultados para seguir posicionando este modelo a escala global.
En definitiva, la formación y difusión de los valores, principios y prácticas cooperativas son inherentes a nuestra doctrina y su ejercicio es fundamental para profundizar nuestra Identidad como movimiento.
El relanzamiento de ICBA está posibilitando, en esa línea, integrar de manera orgánica el vasto acervo del cooperativismo financiero a nivel mundial.
Por otro lado, es evidente que la acelerada transformación digital impacta de lleno en los procesos de gestión de nuestras entidades, ya sea en relación con nuestros asociados como en nuestra inserción en los diferentes mercados.
Creo que debemos ser muy claros en esto: ninguna tecnología a incorporar es más innovadora que el hecho de organizar nuestras empresas de manera cooperativa.
Cuando hace casi dos siglos empezaron a tomar forma las cooperativas de la era moderna, también lo hacían en medio de cambios que revolucionaron los modos de producción.
Hoy, nos toca atravesar una nueva revolución, que conduce a un giro de 180 grados en la gestión empresarial a través distintos procesos digitales, del manejo de grandes volúmenes de información y de la llamada inteligencia artificial.
No obstante, las cooperativas seguimos teniendo una ventaja diferencial sobre otros modelos.
Nuestros valores y principios, nuestra Identidad única y universal, nos ubica en un lugar sobresaliente para poner estas vertiginosas transformaciones al servicio de las personas, las comunidades y el ambiente.
Del mismo modo, nuestra Identidad Cooperativa nos impulsa a actuar de forma responsable en un escenario mundial lleno de incertidumbres.
Porque bien sabemos que todos estos cambios tecnológicos ocurren en un contexto donde aún perduran desigualdades, exclusiones y tensiones que amenazan diariamente el bienestar de millones de personas.
Los organismos internacionales de crédito están advirtiendo sobre el desaceleramiento de las principales economías del mundo e incluso hay pronósticos de una recesión mundial para el año entrante.
Ustedes mejor que nadie están observando manejos de tasas de interés por parte de bancos centrales que ponen en alerta a la economía real, en tanto se dispara la inflación en muchos países que no tenían hasta ahora ese problema.
El suministro de alimentos y de energías, entre otros bienes básicos para la vida humana, encuentra serias dificultades.
En síntesis, no parece que hayamos salido mejores de lo que entramos a la crisis provocada por la pandemia.
Nos debemos a escala global un serio debate y puesta en práctica de mecanismos de cooperación anclados en las necesidades reales de las personas y el ambiente.
No alcanza con decisiones de índole netamente financiera.
Las mayorías trabajadoras, los consumidores, los usuarios de servicios, los productores rurales y urbanos, los pequeños y medianos comerciantes, en fin, los miles de millones que mueven día a día la economía real, necesitan que las decisiones tomadas en materia financiera tengan sustento en esa economía real.
Ya vivimos en 2008 el colapso de un sistema basado en la especulación y el sobregiro en la búsqueda de ganancias que solo quedan concentradas en pocas manos.
La pandemia nos puso a prueba como humanidad y nos hizo entender a la fuerza que nadie se salva solo.
Ahora está en nuestras manos la posibilidad de torcer un rumbo incierto producto de tensiones geopolíticas y serias dificultades tanto para las economías centrales como aquellas de los países en desarrollo.
No hace falta que les detalle a ustedes por qué, en este escenario, es de suma importancia que las comunidades tengan sus bancos e instituciones financieras cooperativas.
Esto es, que tengan el control de los recursos que les permitan desarrollarse de manera equitativa, solidaria y democrática, logrando cada vez mayor bienestar para todos sus integrantes, sin dejar a nadie atrás.
Ustedes saben muy bien el papel clave que tiene la organización cooperativa a la hora de potenciar el ahorro y el crédito local, poniendo los recursos de las personas, las familias y las empresas al servicio del desarrollo sostenible de cada localidad, de cada país, de cada región y a escala global.
Estimados hermanos cooperativistas, estamos a la altura de ser quienes mostremos a la humanidad un horizonte de inclusión, solidaridad y paz.
Estamos en condiciones de generar certezas sobre cómo se puede construir efectivamente un futuro sostenible, eliminando los factores de incertidumbre que ponen en vilo actualmente a la sociedad global.
Nos guía nuestra doctrina, encarnada en más de mil millones de miembros de tres millones de cooperativas en todos los continentes.
Y nos fortalece nuestra capacidad de integración, manifestada en esta asociación que hoy cumple cien años y en nuestra Casa Común, la Alianza Cooperativa Internacional, que tiene más de 127 años de historia.
Ya en el Congreso fundacional de la ACI, en 1895, estaba sobre la mesa la necesidad de coordinar a nivel internacional la actividad financiera cooperativa.
La creación de un comité específico, algunos años después, concretó aquella visión de los pioneros y marcó un hito para el movimiento cooperativo mundial.
Los 54 miembros de 33 países que hoy conforman esta asociación, y que seguramente serán muchos más en los próximos años, son quienes hoy nos siguen marcando el camino.
Cuenten con la ACI para consolidar este proceso de crecimiento y siéntanse plenamente convocados a conjugar sus esfuerzos de integración con todos los demás sectores, regiones y comités que componen a nuestra organización.
Créanme, queridos colegas, que para el movimiento cooperativo mundial ha significado un enorme avance la reactivación de la ICBA.
Este es un paso que la ACI en su conjunto ha decidido y que ustedes están protagonizando y llevando adelante con mucha responsabilidad.
El compromiso expresado en la asamblea mundial realizada en Kigali, en 2019, y el liderazgo asumido por nuestro colega Bhima ha permitido que, desde entonces, contemos con esta herramienta fundamental para la consolidación del cooperativismo como un actor preponderante del Desarrollo Sostenible a nivel mundial.
Hoy el movimiento cooperativo puede ver en su brazo financiero una herramienta con la cual contar para potenciar otras actividades como la producción –agropecuaria e industrial-, el hábitat, la salud, los seguros, etcétera.
Esto, que expreso ahora en palabras, también se traduce en hechos.
Como saben, durante nuestra última asamblea en Sevilla, ha sido aprobada la incorporación de ICBA como observadora permanente en el Board mundial de la ACI mientras esperamos la modificación de estatutos que posibilitará su inclusión definitiva con voz y voto.
Como dije hace unos instantes, para las cooperativas atender los objetivos económicos, sociales y ambientales de manera simultánea no es extraño.
Más bien, al contrario, es parte de nuestro ADN.
Y es por eso que, juntos e integrados, podemos posicionarnos a la vanguardia de la sostenibilidad global, siendo también y antes que nada una herramienta de cada comunidad para resolver desde su realidad local aquellos desafíos que nos urge superar como humanidad.
Para eso vamos a seguir fortaleciendo el entramado global de los bancos e instituciones financieras de nuestro sector y vamos a seguir apoyando desde la ACI la consolidación de un paradigma cooperativo que aporte un horizonte claro al rumbo del sistema financiero a nivel mundial.
Queridos colegas cooperativistas, los felicito por la tarea que vienen realizando, les agradezco mucho que me hayan hecho parte de esta emotiva celebración y cuenten con la Alianza Cooperativa Internacional para seguir desarrollando las finanzas cooperativas a lo largo y ancho del planeta.»