Presentación en el Foro Internacional de Cooperativas de Consumo organizado por CentroSoyuz, en Arcángel, Rusia:

«Es un honor compartir nuevamente este foro tan trascendente con la hospitalidad habitual del cooperativismo ruso y bajo el paraguas de una organización histórica que ha marcado el rumbo del cooperativismo de consumo en Rusia y en el mundo.

También quiero expresar mi reconocimiento a la Dra. Alsu Nabieva, directora de la Universidad Rusa de Cooperación. Hace tan solo unos días tuvimos el privilegio de recibirla en Argentina.

Me alegra mucho encontrarla en este foro, al frente de una institución académica que forma a nuevas generaciones de dirigentes cooperativos y que acompaña con su saber el desarrollo de nuestro modelo en Rusia y más allá de sus fronteras.

Y quiero detenerme también para saludar especialmente a las y los jóvenes que participan de este encuentro. Ustedes son la garantía de continuidad de este movimiento, pero también son los portadores de la innovación y de las energías necesarias para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. El cooperativismo necesita de su voz, de su compromiso y de sus propuestas para seguir siendo una herramienta de transformación en el siglo XXI.

Nos convoca hoy un lema inspirador: “Tradiciones fuertes – Nuevas oportunidades”. No podría ser más acertado para describir lo que somos y lo que queremos seguir siendo. Somos herederos de una tradición que hunde sus raíces en más de dos siglos de historia, que ha atravesado crisis, guerras, cambios tecnológicos y transformaciones profundas en la economía y en la sociedad. Pero al mismo tiempo somos una fuerza en constante renovación, capaz de crear oportunidades para las personas y para las comunidades, en un mundo que no deja de plantearnos nuevas preguntas y nuevos retos.

Esa conjunción de tradición y de futuro es la esencia de nuestro movimiento. Tradición significa valores y principios que no cambian, que permanecen vigentes porque responden a lo más profundo del ser humano: la necesidad de asociarse, de cooperar, de buscar soluciones colectivas a problemas comunes.

Futuro significa creatividad, innovación, capacidad de adaptación y compromiso con las demandas de las nuevas generaciones. No son dos caminos diferentes, son las dos caras de una misma moneda.

Solo desde una tradición fuerte podemos abrirnos a nuevas oportunidades, y solo creando nuevas oportunidades podemos hacer que esa tradición siga siendo fuerte y relevante para el mundo contemporáneo.

La sesión plenaria en la que participamos lleva como título “Las cooperativas como motor del desarrollo sostenible: agenda global y soluciones locales”. Quiero detenerme en cada una de esas ideas.

En primer lugar, las cooperativas como motor. Esto no es un eslogan, es una realidad que comprobamos cada día en todas partes del mundo. En los territorios rurales, las cooperativas de producción y de consumo organizan a los agricultores, aseguran mercados, promueven prácticas sostenibles y ayudan a mantener vivas las comunidades.

En las ciudades, las cooperativas de vivienda, de servicios y de consumo garantizan acceso a bienes básicos, generan empleo digno y construyen cohesión social. En el ámbito financiero, nuestras cooperativas de crédito y de seguros permiten que millones de personas y miles de pequeñas empresas accedan a capital, a protección y a oportunidades que de otro modo les estarían vedadas.

Por eso decimos que somos motor. Porque donde hay cooperativas hay movimiento, hay energía, hay respuestas concretas a las necesidades de las personas. No nos quedamos en el diagnóstico, sino que organizamos soluciones colectivas que generan impacto real y positivo.

En segundo lugar, hablamos de desarrollo sostenible. Esta es la gran agenda global de nuestro tiempo. La humanidad se enfrenta a la amenaza del cambio climático, a la degradación de los ecosistemas, a las desigualdades crecientes y a la exclusión social de millones de personas.

Y es precisamente en este escenario donde las cooperativas tenemos mucho para aportar. Porque sostenibilidad significa pensar en el largo plazo, cuidar los recursos naturales, distribuir la riqueza de manera equitativa y poner a la persona en el centro de la economía.

No hay desarrollo sostenible si no es inclusivo. No hay sostenibilidad sin democracia económica. No hay futuro posible si seguimos dejando atrás a los más débiles.

Y las cooperativas somos una herramienta que se ha demostrado eficaz para incluir, para democratizar, para dar oportunidades allí donde otras formas de organización económica generan concentración y exclusión.

En tercer lugar, la agenda global. Desde la Alianza Cooperativa Internacional trabajamos de manera articulada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por Naciones Unidas en la Agenda 2030.

Creemos firmemente que nuestro movimiento es un actor imprescindible para avanzar hacia esos objetivos. No porque sea una obligación impuesta desde arriba, sino porque en nuestra práctica cotidiana ya venimos aportando a cada uno de ellos: erradicación de la pobreza, igualdad de género, trabajo decente, consumo responsable, acción por el clima, instituciones sólidas. En todos estos frentes, las cooperativas tenemos ejemplos concretos para mostrar, no desde ahora, sino desde hace casi dos siglos.

Y precisamente por esa vasta trayectoria sabemos que esa agenda global necesita soluciones locales. Cada comunidad, cada pueblo, cada nación, tiene en el modelo cooperativo la mejor herramienta para resolver sus necesidades específicas.

Lo que funciona en una región puede no ser aplicable de la misma manera en otra, pero lo que se repite en todos los casos es la lógica de la cooperación, de la participación democrática, de la construcción colectiva. Ahí radica nuestra fuerza. En demostrar, día a día, que hay respuestas locales para los grandes desafíos globales.

Es por eso que estamos convencidos de que la sostenibilidad se construye desde abajo hacia arriba, desde la periferia al centro, desde las comunidades que saben cuidar sus recursos, que saben organizar su producción, que saben distribuir sus beneficios, para construir finalmente entre todos un mundo más justo, más solidario y en paz.

Ustedes pueden dar fe de esto porque las cooperativas que integra Centrosoyuz son un ejemplo extraordinario de esta capacidad, conectando directamente a las personas con los bienes y servicios que necesitan, fortaleciendo la producción local y creando circuitos económicos virtuosos que se sostienen en el tiempo.

Desde hace más de un siglo son ustedes un actor clave en la organización de los consumidores en Rusia, fortaleciendo la producción local, garantizando acceso a bienes y servicios en todo el territorio, incluso en zonas rurales y alejadas, y contribuyendo con ello a la cohesión nacional y al desarrollo comunitario.

Retomando el título de este foro, su trayectoria demuestra cómo una organización cooperativa puede ser, al mismo tiempo, guardiana de una tradición y promotora de nuevas oportunidades.

Amigos y amigas, quiero felicitarlos cálidamente por este nuevo foro internacional, que se suma a una larga historia de encuentros, debates y propuestas. Estos espacios son esenciales para que podamos reconocernos como parte de un mismo movimiento global, aprender unos de otros y proyectar juntos el futuro.

El movimiento cooperativo internacional tiene hoy la responsabilidad de estar a la altura de los desafíos que enfrentamos. La transición energética, la transformación digital, la creciente desigualdad, los flujos migratorios, las crisis alimentarias: todos estos son temas que reclaman respuestas colectivas. Y estoy convencido de que nuestro modelo, basado en la solidaridad, en la democracia y en la sostenibilidad, es la mejor respuesta que podemos ofrecer.

Por eso me alegra tanto que en este foro se den cita dirigentes experimentados y también jóvenes entusiastas. Solo podremos encarar el futuro si lo hacemos de manera intergeneracional, combinando la sabiduría de quienes han recorrido un largo camino con la creatividad de quienes recién comienzan a andar.

El lema que hoy nos convoca, “Tradiciones fuertes – Nuevas oportunidades”, no es solo un eslogan. Es una guía de acción. Nos invita a honrar nuestra historia, pero también a atrevernos a innovar. Nos recuerda que el cooperativismo ha sobrevivido y se ha fortalecido porque siempre supo adaptarse, porque siempre supo encontrar nuevas formas de responder a las necesidades de la gente. Y nos compromete a seguir siendo un motor del desarrollo sostenible, en cada comunidad y en cada país, construyendo soluciones locales para los grandes problemas globales.

Sigamos trabajando juntos, sigamos cooperando, sigamos construyendo un mundo más justo, más democrático y más sostenible.»