Presentación en el evento sobre Educación Cooperativa y Generaciones Futuras, convocado en Paraguay del 7 al 10 de octubre por Cooperativas de las Américas y las organizaciones miembro de la ACI en ese país:
«Paraguay es un ejemplo en el trabajo conjunto entre Estado y cooperativas.
Un ejemplo que hoy se proyecta al mundo entero, en línea con lo que las Naciones Unidas nos piden en este Año Internacional de las Cooperativas.
Amigos y colegas de las organizaciones miembro de la ACI en este querido país, muchas gracias por recibirnos una vez más y abrir la puerta a todo el cooperativismo americano.
Cooperativismo americano, conducido por nuestro amigo José Alves, que está llevando adelante una robusta agenda en este Año Internacional de las Cooperativas, acompañado por distintas
organizaciones aliadas…
Quiero agradecer especialmente a la UNESCO por estar aquí. Por acompañarnos en la tarea de proteger y difundir la idea y la práctica cooperativa. La educación es un derecho fundamental. Pero es,
sobre todo, la herramienta más poderosa que tenemos para transformar sociedades. Y contar con la UNESCO en este camino nos llena de orgullo y de entusiasmo.
Este es -como decía- el tercer encuentro que celebramos este año en las Américas, en el marco del Año Internacional de las Cooperativas. Cada encuentro nos mostró la diversidad y la fuerza
de nuestro movimiento. Hoy el foco está en dos temas inseparables: la educación y la juventud.
Si algo distingue al cooperativismo, es su compromiso con formar a las personas. No sólo para que sean buenos profesionales. También para que sean ciudadanas y ciudadanos responsables.
Solidarios. Conscientes. Capaces de construir comunidad. Eso es lo que marcan nuestro quinto y nuestro séptimo principio. Y eso es lo que nos convoca a trabajar juntos para que las nuevas
generaciones sean protagonistas de la vida cooperativa.
La realidad de nuestra región nos muestra lo urgente que es esta tarea. En América, uno de cada cinco jóvenes no estudia ni trabaja.
Millones de jóvenes están atrapados en empleos precarios, sin futuro. Y muchos más viven en viviendas inadecuadas, sin acceso a servicios básicos.
No son números. Son vidas. Son talentos que no encuentran oportunidades. Son proyectos que quedan a mitad de camino.
El cooperativismo nació para dar respuestas a esas necesidades. Y hoy tiene la responsabilidad de abrir un camino distinto para la juventud. Un camino democrático. Solidario. Inclusivo. Que les permita ser protagonistas de su propio destino.
Queridas y queridos jóvenes. Ustedes son herederos de una tradición que lleva dos siglos demostrando que se puede producir, distribuir, consumir, cuidar, educar, ahorrar e invertir de manera justa, solidaria e inclusiva.
Siéntanse parte viva de esa tradición. Y aprópiense de ella para llevarla más lejos, enfrentando con audacia, solidaridad y responsabilidad los desafíos del presente y del futuro.
Con los principios y valores cooperativos como estandarte, siéntanse libres de crear nuevas respuestas para las nuevas demandas que surgen vertiginosamente a nuestro alrededor.
Se trata de transformar sus vidas y las de quienes los rodean. Inspirándose en la ayuda mutua, la equidad, la solidaridad, el cuidado del planeta.
Estamos en la recta final de este Año Internacional de las Cooperativas. Un año que nos ha permitido mostrar, con hechos concretos, el impacto de nuestras empresas en cada rincón del planeta. Dentro de apenas unas semanas, la Segunda Cumbre Social Mundial nos pondrá nuevamente como un actor central en el debate global sobre el futuro.
Creemos firmemente que este 2025 debe ser el puntapié para reforzar nuestros compromisos hacia el desarrollo sostenible, hacia la Agenda 2030 y más allá.
Para lograrlo, necesitamos fortalecer una alianza estratégica entre las organizaciones de integración cooperativa y los gobiernos de cada país.
La ACI ha hecho un enorme trabajo en estos años, y la región de las Américas en particular ha sabido tejer vínculos sólidos con los organismos internacionales.
Pero ese esfuerzo a escala internacional queda a mitad de camino sino se traduce en cada país, en compromisos concretos de los gobiernos y en agendas conjuntas entre el sector público y el
movimiento cooperativo.
Sólo así vamos a garantizar que nuestras comunidades puedan aprovechar todo el potencial del modelo cooperativo para construir un futuro más justo, más sostenible y en paz.
Queridos amigos y amigas, este encuentro en Paraguay es un llamado a la acción. A unir la educación cooperativa con la fuerza y la creatividad de la juventud. A tender puentes entre generaciones.
A garantizar que el cooperativismo no sólo siga creciendo, sino que sea cada vez más relevante en un mundo que necesita alternativas humanas, democráticas y solidarias.
En estas jornadas tenemos mucho que decir, mucho que escuchar, para aprender y seguir fortaleciendo los vínculos en nuestra región y con el resto del mundo.
Estoy seguro de que así lo haremos y de que este encuentro brindará aportes fundamentales para seguir forjando el futuro mejor que todos queremos y que todos nos merecemos.»