Mensaje en la segunda conferencia organizada por la Cámara de Cooperativas de Irán, a comienzos de septiembre en Teherán:

«Es para mí un honor y una profunda alegría estar hoy aquí en Teherán en ocasión de esta Segunda Conferencia Internacional sobre Economía Cooperativa.

Es la primera vez que visito este país y no puedo dejar de expresar mi sincero agradecimiento por la hospitalidad con la que me han recibido, una hospitalidad que refleja el espíritu solidario y comunitario que caracteriza a la cultura iraní y que también es esencia del cooperativismo en cualquier parte del mundo.

Quiero agradecer de manera muy especial a la Cámara de Cooperativas de Irán por esta invitación y por el esfuerzo de organizar un encuentro de esta magnitud, con el invalorable apoyo de Naciones Unidas, que se convierte en una plataforma única para el diálogo a escala nacional, regional y global en este momento tan trascendente para el modelo cooperativo.

Expreso, asimismo, mi gratitud al querido colega Bahman Abdollahi, cuya activa presencia en el Consejo de Administración de la Alianza Cooperativa Internacional ha marcado un hito histórico: por primera vez, la voz del movimiento cooperativo iraní está representada en la instancia  más importante de organización del cooperativismo a nivel global.

Su participación comprometida y su contribución a las decisiones de nuestra organización enriquecen a toda la ACI y ayudan a fortalecer el liderazgo colectivo que necesitamos para encarar los desafíos de nuestro tiempo.

Esta conferencia es también una oportunidad para recordar el impulso que significó el Año Internacional de las Cooperativas proclamado por las Naciones Unidas, un acontecimiento que puso en la agenda de gobiernos y de la comunidad internacional la capacidad del modelo cooperativo para dar respuestas a los problemas más urgentes de nuestras sociedades.

Ese reconocimiento fue posible porque el movimiento cooperativo supo demostrar, en todos los continentes, que nuestras empresas generan desarrollo económico con justicia social, que son capaces de sostener la democracia económica en los territorios y que representan un camino concreto hacia un mundo más inclusivo y sostenible.

La Alianza Cooperativa Internacional, que acaba de cumplir 130 años de historia, ha sido y sigue siendo un actor central en la promoción de estos valores y principios.

A lo largo de su recorrido, la ACI ha construido puentes entre culturas, religiones, gobiernos y pueblos muy diversos, mostrando que la cooperación es un lenguaje universal.

En este proceso, Irán ha tenido y tiene un papel importante, porque el compromiso de su movimiento cooperativo con los principios de la cooperación no solo se expresa en su realidad nacional, sino también en su activa participación en los espacios internacionales.

Hoy, cuando hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, vemos claramente cómo las cooperativas están en el centro de esa agenda no solo en la agenda global sino en cada territorio, De hecho, estamos convencidos de que los desafíos son globales pero las respuestas son locales, las brinda cada comunidad a través de nuestro modelo.

Reducir la pobreza, garantizar trabajo digno, promover la igualdad de género y cuidar el medio ambiente son objetivos que las cooperativas persiguen cada día con acciones concretas.

En Irán, tenemos ejemplos de cooperativas que contribuyen a la inclusión social, a la promoción de la mujer en la economía, a la innovación tecnológica y a la transición hacia una economía verde. Estas experiencias no solo benefician a la sociedad iraní, sino que son una inspiración para el resto del movimiento global.

Es por todo esto que debemos remarcar que el cooperativismo no es un actor marginal. En el mundo, más de mil millones de personas son miembros de cooperativas y estas organizaciones generan más de cien millones de empleos directos, lo que significa más trabajo que el que ofrecen muchas de las grandes corporaciones multinacionales juntas. Están presentes en los sectores más diversos: desde la agricultura y la producción de alimentos hasta las finanzas, la vivienda, la salud, la energía, el consumo y los servicios. Aquí en Irán también vemos cómo el modelo cooperativo ha sido capaz de crear empleo, dinamizar sectores productivos y brindar servicios esenciales a las comunidades.

En tiempos de crisis, las cooperativas han demostrado su resiliencia. Durante la pandemia de COVID-19, en todos los rincones del planeta, nuestras organizaciones garantizaron el acceso a bienes básicos, sostuvieron la producción y defendieron los empleos. En Irán también han tenido un papel fundamental para fortalecer la cohesión social y enfrentar los desafíos económicos, mostrando que cuando las personas se organizan de manera solidaria, es posible superar incluso las pruebas más difíciles.

Esta capacidad de resistencia se explica por los valores que compartimos: democracia económica, solidaridad, igualdad, responsabilidad social… Son valores que nos definen y que, al mismo tiempo, se alinean con la cultura participativa de este país, donde la vida comunitaria y el sentido de cooperación tienen raíces profundas en la historia y en la identidad del pueblo iraní.

No hay duda de que las cooperativas cumplen un papel decisivo en el desarrollo económico nacional. Aquí, como en muchas otros países, generan empleo de calidad, sostienen la producción local, fortalecen los servicios públicos y promueven la innovación.

Pero también cumplen una función esencial en la integración social, en la inclusión de jóvenes y mujeres, y en la creación de oportunidades para quienes a menudo quedan al margen de la economía tradicional. Quiero destacar especialmente la experiencia iraní en el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, porque ellos son los futuros líderes de nuestra economía solidaria y global.

Si miramos hacia el futuro, vemos que las cooperativas tienen mucho que aportar en campos como la digitalización, la economía verde, la transición energética o la gestión sostenible de los recursos naturales. Y vemos también cómo en Irán ya se están impulsando iniciativas innovadoras que muestran el potencial de nuestro modelo para adaptarse a los nuevos tiempos sin perder de vista nuestros principios.

Para que todo esto sea posible, necesitamos marcos legales adecuados y políticas públicas que reconozcan y apoyen a las cooperativas. Sé que Irán está llevando adelante reformas en sus leyes y desarrollando políticas de apoyo, y quiero felicitar a las autoridades por avanzar en este camino.

Finalmente, quiero subrayar un aspecto fundamental de nuestro movimiento: la convicción de que la cooperación es el otro nombre de la paz. No es un simple eslogan, es una práctica concreta que hemos defendido desde hace más de un siglo. En 2019, la Alianza Cooperativa Internacional adoptó la Declaración sobre la Paz Positiva, reafirmando nuestro compromiso con la construcción de sociedades donde las personas puedan desarrollarse plenamente, en armonía con los demás y con el medio ambiente. Esa declaración tiene hoy más vigencia que nunca, en un mundo donde vemos con tristeza y preocupación el aumento de conflictos armados y el sufrimiento de millones de personas inocentes.

Las cooperativas somos organizaciones de paz porque generamos confianza, porque promovemos el diálogo y la inclusión, porque en nuestras estructuras no hay lugar para la discriminación ni para la violencia. Allí donde hay una cooperativa, se abre un espacio de encuentro y de construcción colectiva, que es exactamente lo contrario de la lógica del enfrentamiento y la exclusión. Por eso decimos que fortalecer el movimiento cooperativo es también fortalecer la paz positiva, esa paz que no se limita a la ausencia de guerra, sino que implica justicia social, equidad de género, trabajo digno y cuidado del planeta.

En este sentido, la diplomacia cooperativa es un puente que conecta pueblos y culturas más allá de las diferencias políticas o ideológicas. Es una diplomacia que se construye desde abajo, desde la vida cotidiana de millones de personas que cooperan entre sí para mejorar sus condiciones de vida.

La Cámara de Cooperativas de Irán ha demostrado un enorme compromiso con esta visión, y estoy convencido de que seguirá contribuyendo a que el cooperativismo sea una fuerza de unión y de paz en la región y en el mundo.

En esta línea, los invito a consolidar la integración cooperativa a escala global. Nuestro movimiento es tan fuerte como la capacidad que tengamos de trabajar unidos, más allá de nuestras fronteras. Para eso contamos con una estructura regional en la ACI, con su potente organización en Asia y el Pacífico, que durante estos años ha sabido fortalecer la cooperación entre países, compartir experiencias y multiplicar oportunidades para nuestras comunidades. Esta integración es la mejor manera de demostrar que el cooperativismo no tiene límites geográficos y que puede ser un verdadero motor de desarrollo humano en todo el planeta.

Amigas y amigos, estamos viviendo tiempos de grandes incertidumbres, pero también de grandes oportunidades. El cooperativismo tiene las respuestas prácticas que el siglo XXI necesita frente a los grandes retos económicos, sociales y ambientales que encara la humanidad.

Estoy seguro de que Irán está llamado a desempeñar un papel cada vez más relevante en este movimiento mundial.

Nuevamente, quiero agradecerles por haberme invitado a compartir esta conferencia con ustedes, estoy seguro de que el movimiento cooperativo iraní saldrá fortalecido de esta jornada y los aportes que surjan de aquí serán de gran valor para todos nosotros, ayudándonos así a seguir construyendo un mundo más justo, más inclusivo y en paz.»